La Nación
EDITORIAL OPINIÓN

La ambición

Causó gran revuelo nacional el caso de la captura de la esposa del empresario huilense Alonso Orjuela, señalada de participar en su crimen ocurrido el año pasado en Bogotá. Orjuela, natural del municipio de La Plata, era dueño de Surtifruver, un negocio que montó humildemente y que lo convirtió en todo un emporio de venta de frutas y verduras en el centro del país, con ventas anuales multimillonarias. Según las investigaciones de la Fiscalía, Cecilia Rueda auspició el asesinato de su marido, al saber que el empresario estaba planeando separarse de ella formalmente y normalizar una relación sentimental que tenía con una empleada del negocio, pero que además estaba haciendo arreglos legales para marginarla del manejo de la conocida cadena comercial.

Lo que ha conocido la opinión pública estos días es escabroso: la dama se habría aliado con su amante, un hombre que se movía en círculos sociales del municipio de Pitalito con un prontuario tenebroso, para asesinar al señor Orjuela, con un ingrediente más horroroso: el arma con que se perpetró el crimen era de propiedad de la víctima y habría sido sustraída y facilitada por la propia mujer. “Usted ordenó la muerte del señor Orjuela con el fin de quedarse con los bienes que él había adquirido”, le dijo el fiscal del caso a la capturada.

bien por la Fiscalía que ha evitado desde el principio que el crimen del empresario Alonso Orjuela quedara en la impunidad. Era un hombre muy apreciado, que con esfuerzo montó su negocio y lo hizo próspero. Lo mínimo que cualquier ciudadano de bien espera es que ante un homicidio, las autoridades reaccionen, capturen a los responsables y los ponga a buen recaudo de la justicia.

Lamentablemente, la ambición por el poder y el dinero saca lo peor de las personas.

“Lo mínimo que cualquier ciudadano de bien espera es que ante un homicidio, las autoridades reaccionen, capturen a los responsables y los ponga a buen recaudo de la justicia”.

 

EDITORIALITO

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