La Nación
COLUMNISTAS

La crisis del agua

En el imaginario de la gente parece que no existe la preocupación por el futuro del agua sin la cual es imposible la vida. La prensa mundial no deja de registrar el desastre por la falta de este líquido que viene afectando gran parte del planeta. La consideran, incluso, como una enfermedad letal del crecimiento urbano. Las sequías que hace varios años padecen California en EE.UU. y a las ciudades de San Paulo en el Brasil y Nueva Deli en la India, que tienen a estos lugares al borde del colapso, son una demostración de la forma irresponsable como la gente ha venido manejando el agua, olvidando que el crecimiento demográfico y urbano implica un mayor consumo de este líquido y por consiguiente la obligación moral de preservarla.

Neiva tiene en estos momentos un crecimiento urbano acelerado, pero por ninguna parte los responsables de la cosa pública ni los aspirantes a la Alcaldía han tocado a fondo este tema. El crecimiento urbano no solo es construir edificaciones, sino, también, la dotación de los servicios, siendo el más esencial de ellos el suministro de agua. Le escuché a un aspirante a la Alcaldía decir que su principal meta era comprar tierras en la periferia para construir viviendas. Pero no dijo nada  con respecto a la dotación de los servicios públicos que ese programa requiere, sobre todo del agua en momentos en que esta es cada vez más escasa en Neiva, cuyo costo podría ser similar al de las mismas viviendas teniendo en cuenta que el río Las Ceibas ya no da más y que, por consiguiente, habría que traerla del Magdalena.

Como una demostración de la forma incontrolada como avanza el crecimiento urbano de esta ciudad, las lagunas del Curíbano y los Colores, situadas al oriente de la ciudad, están a punto de desaparecer. Las fotos publicadas el pasado miércoles por el Diario del Huila, que muestran la forma como agonizan estas reservas de agua, son impactantes. Además de permitir ver la dañina mano del hombre en el desastre de estos ecosistemas, muestran que para las entidades públicas obligadas a su preservación, dichas lagunas carecen de valor para el futuro de la ciudad. Parecen ignorar que los ecosistemas preservan la biodiversidad urbana, mejoran la salud y combaten el cambio climático. Qué irresponsabilidad y falta de visión.