PITER BONILLA DÍAZ
En nada sorprende lo que está pasando en Suramérica en relación con los fenómenos electorales. A raíz del Foro de Sao Pablo convocado por regímenes comunistas encabezados por los instalados en Cuba bajo la inspiración de Fidel Castro, empieza la expansión de esa política por la región encontrando en Venezuela al mejor de sus aliados, como fue Hugo Chávez, quien además aportó la chequera de los petrodólares, no solo para financiar las campañas presidenciales de los candidatos afines a su bandería, sino para el sostenimiento de sus programas de gobierno, cruzada que llamó Socialismo del Siglo XXI. Fue así como se empezaron a ver los resultados con la elección de jefes de Estado en Bolivia, Ecuador, Chile, Brasil, Argentina, Uruguay y Nicaragua, además de contar Chávez con la genuflexión de otros Estados con pequeña solvencia, a quienes también ayudaba económicamente y que le servían para engrosar el grupo de naciones y así verse poderoso ante el mundo.
Es, entonces, cuando estos mandatarios buscan su relección y comienzan a aplicar la filosofía comunista hasta obtener el despertar de los pueblos que empezaron a darse cuenta de lo que estaba sucediendo en Venezuela, suceso que alertó a todo el continente, para resumir, con el fenómeno que vemos, como es lo que se denomina en la jerga de los analistas como la Ley del péndulo. Es decir, que como es natural la colectividad se cansa del sistema opresivo, perseguidor y tirano, encontrando como salida la otra orilla, el otro extremo, buscando soluciones en aspirantes de centro, centro derecha, derecha, o extrema derecha, como dicen es lo que ven con la elección de Jair Bolsonaro en el Brasil, y en el caso de Iban Duque, quien interpretó perfectamente el peligro en que puso Santos a los colombianos con su contemporización fariana, y se ubicó en el centro derecha.
Hoy, Suramérica está en una nueva era con la esperanza de hallar salidas que propendan por el desarrollo regional y la lucha contra la corrupción, para citar, entre otros, el clamor de la sociedad.
Inmenso reto tienen estos gobiernos para mostrar la diferencia entre los dos estilos: el de la izquierda y el de la derecha. Porque si bien es cierto que se demostró que el sistema hegemónico y dictatorial del comunismo lleva al desespero y la desgracia, los de la derecha tienen que ofrecer la tranquilidad en todos los aspectos.