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La octava papeleta: por la paz

Quienes estamos ligados directamente al mundo jurídico como abogados, docentes, estudiantes, investigadores, asesores, jefes de oficinas jurídicas y de control disciplinario, jueces, fiscales, magistrados, personeros, defensores, procuradores, etc., no hemos confesado a la sociedad que nos tocó hacer un curso acelerado de actualización jurídica con el nuevo “derecho Petro”.

Todos referenciamos el derecho civil, penal, familia, aeronáutico, aduanero…, pero no uno propio con el entramado, galimatías, novela sin fin o de suspenso, como el utilizado por el Alcalde y hoy ex alcalde de Bogotá, Gustavo Petro. ¿Alguna persona en Colombia se alienaría para descuidar su resultado final? No lo creemos. Igual está sucediendo con el tema de las negociaciones de paz en la Habana. Ya estamos llegando al límite. Sólo que aquí no conocemos nada. Pero el camino se está tornando sin retorno en el cual uno no sabe si seguir o devolverse. Sería más fácil devolverse porque ya sabe lo que recorrió y como lo efectuó.

Sin embargo, Piedad Córdoba acaba de insinuar o presentarle al Presidente que se utilicen las próximas elecciones para que los colombianos depositemos en las urnas “la octava papeleta” o papeleta por la paz, para refrendar los acuerdos. Este procedimiento conduciría a una Asamblea Nacional Constituyente como lo ocurrido previo a la Carta Política de 1991.

Es importante recordar que en las últimas elecciones, antes de la Constituyente del 91, no se contaba con los actuales tarjetones tediosos y difíciles de comprender (fuente de votos nulos y no marcados), sino que se disponían de unas papeletas que eran las que se depositaban en las urnas. Como hecho histórico, en las elecciones del 11 de marzo de 1990 se utilizaron seis papeletas para elegir: senadores, representantes, diputados, ediles, concejales y alcaldes y una última que se denominó “séptima papeleta” con la pregunta si quería o no una Constituyente”.

Por eso no es extraño que Piedad haga alusión a una Octava Papeleta. El problema es que estas elecciones son con un solo tarjetón para elegir presidente. No hay papeletas. El camino no es fácil. Ahora no tenemos una marcha del silencio como la de 1989 (después de la muerte de Galán), pues el único doliente visible es el Presidente que se la jugó por su proceso de negociación. Más bien, como están las cosas, vislumbro es una nueva Asamblea Nacional Constituyente. No consultas.