Casi once horas después de su muerte, se efectuó el proceso del levantamiento del cadáver de Francisco Luis Hinestroza Ortiz. El adulto de 58 años edad era un andariego oriundo del Eje Cafetero y padecía el síndrome de inmunodeficiencia adquirida –Sida.
CATERIN MANCHOLA
Durante el mes que Francisco Luis Hinestroza Ortiz estuvo en la Casa Habitante de Calle no pronunció ni una sola palabra. El lugar es un hogar de paso para las personas sin techo, ya sea en condición de indigencia o por casos excepcionales como el del adulto de 58 años de edad, que ingresó luego de ser trasladado desde el municipio de Santa María, a dos horas de la capital del departamento.
Se cree que Francisco era un andariego, que recolectaba café y que se dedicaba a oficios propios del campo en distintos lugares y el último fue Santa María, en el norte del Huila; esas son versiones preliminares que han podido conocer las autoridades de salud y la líder del programa Habitante de Calle de Neiva, Heidy Johanna Cardozo.
El hombre era de contextura delgada, llegó ‘casi en los huesos’, achacada a los embates del virus de la inmunodeficiencia humana –VIH, que se había convertido en síndrome de inmunodeficiencia adquirida –Sida. Y a otras enfermedades.
Era oriundo del Eje Cafetero y la cédula fue expedida en el municipio de Titiribí, Antioquia. Aún no se ha logrado hallar ni un solo familiar, amigo o conocidos.
La llegada
Fue el protagonista de un PQR que envió la clínica Emcosalud buscando un lugar dónde dejarlo hace un mes. El adulto estuvo internado en el hospital de Santa María E.S.E Nuestra Señora del Carmen, que luego lo trasladó a Neiva al centro asistencial en mención.
Por la temporada decembrina el centro médico debía despejar las áreas, estar preparado ante alguna emergencia y ante la infructuosa tarea de localizar algún amigo o conocido, Francisco llegó a la Casa Habitante de Calle.
“Es de esos señores que recolectan café de finca en finca y en diferentes pueblos, él se agravó en la finca donde estaba y acudió al hospital. Lo afiliaron a Comfamiliar, porque él tenía Sisbén de Armenia, en Quindío. Estaba muy avanzado, no tomaba los medicamentos”, detalló la líder del programa Habitante de Calle de Neiva.
No consumía sustancias psicoactivas, pero quedó en condición de calle porque nadie apareció para auxiliarlo en sus últimos días. “No tenía red de apoyo familiar, no había dolientes ni quién lo cuidara”.
Además de Sida, tenía problemas pulmonares, en los riñones y no tenía control de esfínteres.
Todo ello lo había doblegado a tal punto que no pronunciaba palabra alguna lo cual hizo que fuera más complejo lograr localizar a alguien que lo conociera y acompañara en sus momentos más difíciles.
El adulto llegó a Neiva sin ningún tipo de pertenencias más que su cédula de ciudadanía.
“Nosotros gestionamos ropa, pañales y lo necesario”, afirmó Cardozo.
Los temblores
Recién arribó a la Casa Habitante de Calle, Francisco lograba comer en compañía de sus compañeros, personas en proceso de rehabilitación del consumo de sustancias psicoactivas, y también tomaba el sol en el andén.
Rubén Córdoba, educador de la Casa Habitante de Calle y otros compañeros, aseaban al adulto y estaban al pendiente de lo que requería. “Él no decía nada, no mencionaba nada ni pedía nada”, comentó el profesional.
La muerte del andariego se presentía. El jueves seis de enero almorzó sus habituales caldos. Y horas después empezó a temblar y hubo momentos en que incluso convulsionó. Por eso se optó por dejarlo acostado en su cama. En horas de la noche Rubén le cambió los pañales y se cercioró de que quedara dormido.
El viernes siete, fue a dejarle el desayuno a las 10:30 y a cambiarlo nuevamente, en ese momento apreció a Francisco con los ojos abiertos, cálido, pero sin vida. La muerte lo había visitado a tempranas horas del día.
No es la primera vez que alguien fallece en la Casa, pero todas las partidas dejan un vacío, dijo Rubén. “Por la problemática del consumo de drogas, lo que más se afecta son los pulmones y eso lleva a respirar mal y también a sufrir problemas del corazón”.
Pero este caso es atípico por la cantidad de horas en que el cadáver de Francisco estuvo sobre la cama. Nunca antes había sucedido de esa manera.
Un muerto de otra parte
La Secretaría de Gobierno de Neiva puede destinar rubros económicos a personas cuya cédula o Sisbén es del municipio, así que mientras se surtían los trámites legales para lograr un dinero para lo que acontece después de la muerte de una persona, pasaron cerca de 11 horas.
La Gobernación solo maneja rubros para ciudadanos que han sufrido de desplazamiento forzado o son víctimas del conflicto interno armado. Francisco no encajaba en ninguna opción.
Durante las horas del día del viernes, las personas que viven en la Casa permanecieron a la espera del levamiento del cadáver. Hacia las cuatro de la tarde el caso se difundió por LA NACIÓN.
Y diez horas y media después, sobre las 9:30 de la noche se efectuó el levantamiento.
Debido al estado de descomposición del cuerpo, la cremación se efectuó ayer a la una de la tarde.