La violencia sigue ensañándose con el municipio de Algeciras. Luego de la horrenda masacre registrada el mes pasado perpetrada por un grupo ilegalmente armado no identificado, se presentó ayer un nuevo hecho de sangre a plena luz del día que dejó un joven ciudadano muerto.
La víctima se desplazaba por el casco urbano cuando fue interceptada por sujetos desconocidos que le dispararon en repetidas oportunidades. La imagen de la persona fallecida en vía pública se rotó copiosamente en redes sociales en cuestión de segundos.
Como ha sido el común denominador en la totalidad de los homicidios que han ocurrido este año en el municipio de Algeciras, los autores disparan, matan y huyen con rumbo desconocido. Nunca ha habido capturas en flagrancia.
Algeciras no se puede seguir desangrando de esta manera y su Alcalde, como primera autoridad, con apenas ocho meses en el cargo, no puede permitirlo. Es necesario que la dirigencia regional acompañe a Algeciras y convoque al Gobierno Nacional para que integralmente se aborde la problemática de violencia en este municipio del oriente del Huila.
Como lo hemos reiterado desde esta tribuna, la solución en el municipio de Algeciras no atañe sólo a fuerza pública. Algeciras requiere la presencia del Estado en todas sus facetas para quitarle espacio a los violentos que se han dedicado a sembrar la zozobra en esta tierra fértil.
Con los algecireños, que han visto de cerca la crudeza del conflicto armado, el Estado tiene una deuda social histórica. Algeciras, una región próspera agrícolamente hablando, requiere inversiones en todos los niveles, obras viales y soluciones a problemas del pasado.
Algeciras, golpeada además por los desplazamientos durante los últimos dos meses, requiere con urgencia acciones tangibles en materia de reconciliación, reconstrucción de tejido social, convivencia y paz.