Piero Emmanuel Silva Arce
Después de 264 horas en huelga de hambre, los estudiantes de la Universidad Surcolombiana decidieron levantarla. Tras arduas negociaciones y la resistencia de los estudiantes, el gobernador del Huila, Luis Enrique Dussán, se comprometió con 9.000 millones de pesos, mientras que el alcalde, Gorky Muñoz, destinará un total de 2.700 millones de pesos para el proyecto que se ha denominado Matrícula cero. Además, se concertó un trabajo continuo en una mesa técnica para, por un lado, realizar la veeduría a los compromisos y, por otro, seguir construyendo una política pública de gratuidad en la educación. Por su parte, el Concejo de Neiva y la Asamblea del Huila se comprometieron a sacar adelante políticas por la gratuidad de la educación superior. Se espera que los acuerdos se cumplan de manera efectiva.
La huelga de hambre evidenció que en las agendas políticas de los gobiernos territoriales la educación no es una prioridad. Cinco estudiantes pusieron en peligro su integridad para promover un derecho garantizado en las sociedades democráticas. Parece que se ha arraigado la idea de que la educación y la cultura son las cenicientas en las políticas de las administraciones públicas, en la línea de un gobierno nacional que lleva a Colombia hacia la debacle.
El liberalismo como parte de la filosofía ilustrada, ese que es ajeno a las acciones del Partido Liberal en Colombia, ya había planteado que el proyecto moderno se materializa a través de una educación liberadora, científica y humanista, donde el individuo construya su autonomía y su capacidad de discernimiento. Una ciudadanía educada garantiza el desarrollo para el departamento del Huila, cuya ciudad capital es la que presenta más desempleo en el país con un 40.6%, en el marco de la media nacional: 19.8%, de acuerdo con las últimas estimaciones del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). En esta coyuntura los congresistas huilenses no se pronunciaron de cara a la opinión pública ni firmaron la carta de respaldo a los estudiantes suscrita por otro grupo de legisladores. Por su parte, los sectores alternativos carecen de determinación en lo que tiene que ver con apuestas importantes para la región.
El movimiento estudiantil ha dado otra lección; una juventud con conocimiento, criterio y autonomía ha puesto el problema de la educación en el escenario público. Los cinco huelguistas abren un camino importante para seguir avanzando por una educación pública y de calidad. La ciudadanía debe rodear a los jóvenes en esta empresa. Gracias a los estudiantes de la USCO por volvernos a recordar que otro mundo es posible.
Investigador del grupo Estudios Políticos