La Nación
COLUMNISTAS

Modernidad y antigüedad

Neiva tiene un aroma entre modernidad y antigüedad, Bueno, en verdad no es un aroma propio de esta ciudad, muchas ciudades de Colombia tiene esa esencia. Porque existe y se siente el contraste entre vivir a lo moderno y vivir a la antigua. Por ejemplo, el teléfono celular es un aparato que nos hace sentirnos modernos, como también utilizar Internet o tener el televisor de última generación.

Pero muchas familias que utilizan estos adelantos científicos, tecnológicos, viven todavía en barrios que no tienen servicios públicos básicos como el servicio de acueducto y alcantarillado; almacenan agua en canecas de plástico; no tienen vías adecuadas y muchas de sus calles son todavía trochas. Es cierto, son familias que están viviendo a la antigua. Usted puede entrar a la casa de una familia que vive en estas condiciones y de seguro encontrará un celular, un buen televisor, de pronto hasta uno que otro computador en varias casas y con acceso a Internet, pero que no tiene el normal servicio de agua y el monte o peladero es su letrina. ¿Por qué sucede esto? Porque el único que debe y puede ofrecer los servicios públicos básicos es el Estado, llámese nación, departamento o municipio, y está fallando.

Debe, porque es un deber del Estado suministrarlos a todos sus ciudadanos y, por lo tanto, lo tiene que hacer. En cambio, el Estado no está obligado a darles a todos los ciudadanos, al menos por ahora, celulares, televisores o computadores. Estos son aparatos que cada familia o ciudadano, si tiene con qué, los adquieren. Es decir, la meta del Estado debe ser la de sacar a estas familias de la antigüedad ofreciéndoles, al menos, los servicios públicos más básicos para vivir. Porque es absurdo que haya gente disfrutando de la ciencia y la tecnología de este siglo, pero viviendo en condiciones sanitarias de hace cien o doscientos años atrás. ¡Es increíble! Cuando los habitantes de Villa Marinela, aquí en Neiva y que viven en precarias condiciones de salubridad, salen de su mundo y van al centro comercial San Pedro Plaza, así sea sólo a vitrinear, es como si salieran del siglo XIX y entraran al siglo XXI. Así que este es buen reto para cualquier mandatario local: Lograr que esa brecha entre la antigüedad y la modernidad se vaya cerrando para aquellas familias que todavía no gozan de un buen servicio de agua, alcantarillado, gas y de mejores vías. Por eso es una caricatura que alguien tenga celular, pero que en su casa todavía se bañe con el chorro de una manguerita o a punta de totuma.