Para empezar, expreso mis agradecimientos a Don Jesús Oviedo Pérez, por ofrecerme la oportunidad de expresar mis criterios en tan reconocido medio de comunicación.
Nunca he sido fanática de los reinados de belleza, no porque me parezcan intrascendentes, sino más bien, por cuestión de criterio personal. La coronación de la barranquillera Paulina VegaDieppa, en la 64 edición de Miss Universo, ha sido noticia nacional de gran impacto, habida cuenta que desde 1958 Colombia no ostentaba tan notable título. Como ya lo mencioné, aunque nunca me he sentido atraída por ese tipo de eventos, no puedo ocultar mi entusiasmo y satisfacción porque nuestro país haya conquistado de nuevo tan notable logro.
Sin embargo, ha captado sobremanera mi atención, el que un importante segmento de la opinión pública, se haya manifestado inconforme a causa de la relevancia que se le ha otorgado a tal acontecimiento, al considerarlo insignificante a sabiendas de los graves problemas que aquejan a nuestro país. En ese sentido, es preciso destacar que, si bien es cierto este hecho no va a resolver las dificultades primordiales de Colombia, también lo es, que constituye un estímulo colectivo por el reconocimiento internacional que se hace de la mujer colombiana. Entonces, ¿por qué no, simplemente, alegrarse?
Más allá del impacto que puedan suscitar los debates respecto de los certámenes de belleza como tales, hay que tener muy claro, que nunca nadie ha dicho que una reina debería tener funciones que son propias del Estado. Para exigir una auténtica transformación social, que permita que los colombianos vivamos en un mejor país, existen instancias gubernamentales, las cuales tienen un alto porcentaje de responsabilidad en la resolución de los problemas en Colombia. Por lo que, en definitiva, de la reina no depende, ni bajar índices de corrupción, mejorar la educación o un resultado positivo en el proceso de paz.
Sólo me resta invitarlos a que nos regocijemos solidariamente en la celebración de este triunfo nacional que enaltece a la Mujer colombiana, dejando atrás críticas donde se compara, lo incomparable.