La Nación
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Pacto de moralidad por Neiva

Si hay algo que se debe recuperar en el ejercicio político es la honestidad. Si la gente no cree en los políticos es porque muchos de ellos se han encargado de desprestigiarse a sí mismos por una “pequeña” práctica: La corrupción.

Hace unos días los tres candidatos a la alcaldía de Neiva dieron un paso importante para que haya paz política en esta campaña electoral; hacen un llamado para que entre sus seguidores cesen las agresiones y difamaciones que para nada contribuyen a ilustrar a los electores sobre el mejor perfil y las mejores propuestas, las más aterrizadas y no populacheras. Y eso está bien. Pero esto no se puede confundir con un cese en la confrontación de las ideas y de las propuestas programáticas que, sin duda, va ligado a la preparación intelectual y formativa que cada uno de ellos debe demostrar en diferentes escenarios. El debate de las ideas, con altura, debe seguir.

Pero a ese pacto le falta otro paso que, me parece, es más fundamental. Los tres candidatos deberían firmar, y practicar, un “Pacto de moralidad por Neiva”, en el sentido de desarrollar una campaña con honestidad. Sí, al ejercicio político hay que devolverle la decencia que se ha perdido. En ese pacto por la moralidad los tres deberían comprometerse a lo siguiente: Decir cuánta plata efectivamente se han gastado y cuánta se gastarán hasta el final de la campaña. Decir cómo obtienen sus recursos y quiénes son sus grandes financiadores; el que nada debe nada teme, deberíamos saber si esos grandes financiadores son del Huila o de otras regiones. Decir qué pactos han hecho con las adhesiones que han sumado a cada una de sus campañas; no decir la muletilla de siempre, que son “acuerdos programáticos”, decirle a la ciudadanía qué han tranzado, qué han negociado, qué secretarías entregarán en “concesión”, a cuántos concejales le han pagado para que estén en sus campañas, todas esas “cositas”. Un pacto por la moralidad también implica que se comprometan, que lo hagan, a no desarrollar estrategias oscuras para ganar adeptos, ni a desarrollar la compraventa de votos en sus distintas modalidades.

Si los tres candidatos dieron ese meritorio paso para una paz política, no habría problema para que haya un pacto de moralidad. Por respeto al electorado, por respeto a Neiva, es necesario que sepamos cuáles son las verdaderas cualidades y calidades de quien aspira a ser el alcalde de la ciudad. De esta manera, vamos recuperando la decencia en la política y eso se hace desde la moralidad de los candidatos en contienda.