Carlos Eduardo Amézquita
Esta pregunta que nos propone EL Espectador (domingo 13/septiembre/2020) es la más terrorista de todas (pero también la más acertada). Nos cuestiona sobre los alcances y desarrollos de la violencia descarriada de fuerzas policiales en contra de ciudadanos inermes, en Bogotá y otras ciudades.
Atrocidades que colocan sobre el tapete de la Historia la naturaleza y competencias de la Fuerza Pública: que es la de “Estar al servicio de los ciudadanos y No contra los ciudadanos”.
La Policía Nacional, quizás catalogada “Modelo de Institución”, desde las épocas del General Oscar Naranjo no había sufrido ni sucumbido ante un episodio tan bochornoso como el que nos ocupa. Tampoco se debe olvidar que el General Naranjo fue nominado internacional/mente/ al Título de “Mejor Policía del Mundo” y distinguido “Mediador” en la Concertación de los Acuerdos de Paz en Cuba.
P/. ¿qué sucedió entonces con la vocación de servicio civil que construyeran el General Naranjo y otros altos Mandos dentro de la Policía Nacional?
La Fuerza Pública forma parte de la estructura constitucional del Estado y su propósito es proteger y defender al ciudadano de a pie, ser sus cómplices y aliados, algo así, como sus “ángeles de la guarda”.
¿Para dónde vamos? ¿Por qué nos estamos autodestruyendo poco a poco? como si no tuviéramos futuro, como si nuestros jóvenes no estuviesen viendo ni creyendo en el futuro que les ofrece esta sociedad…
Epitafio: Los economistas en repetidas ocasiones han denunciado (angustiosamente) que Colombia no tiene a mano algún Modelo de Desarrollo o Plan de mediano y largo plazo, que nos dé la seguridad de “ir avanzando hacia algún destino esperado”, distinto al de la Pandemia COVID 19. Vea usted.