La Nación
¿Quién mató a la abuelita Ninfa? 1 26 abril, 2024
HUILA

¿Quién mató a la abuelita Ninfa?

Ninfa Pama Barrios, una adulta de 70 años de edad, desapareció de su vivienda ubicada en el barrio Alberto Galindo. Sus allegados la buscaron desesperadamente durante  40 días en todo el norte de Neiva, pero la abuela fue hallada en extrañas condiciones a pocos metros de su casa.

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El trágico final de la atípica vida de Ninfa Pama Barrios aún no se esclarece. La adulta tenía 70 años de edad, era madre y a la vez abuela, pero debido a su condición nunca pudo disfrutar de su familia. Fue Dioselina Artunduaga, una de sus vecinas, quien la acogió en el seno de su hogar, trató como si fuera su madre, y donde vivió los últimos ocho años de vida.

Ninfa, algunas veces agresiva y otras, más numerosas, muy amable con sus vecinos, había logrado sin intención que gran parte del norte de la ciudad la conociera, cuenta Dioselina.  “Ella se nos perdía a veces, pero siempre iba al Comando de Atención Inmediata (CAI) a pedir que la regresaran a la casa, los policías la tenían muy presente”.

El núcleo familiar de Dioselina se convirtió también en la familia de Ninfa, a quien rescataron de una vivienda de la calle 93 del barrio en mención.

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Ninfa Pama Barrios departiendo con quienes la acogieron como parte de su familia.

A su suerte

La comunidad y allegados conocían que Ninfa sufría desde niña un problema mental que le ameritaba tratamiento psiquiátrico, por esa razón, cuenta Dioselina, no pudo velar por el bienestar de la única hija que tuvo. Antes de ser rescatada vivía de la limosna y del subsidio al Adulto Mayor que otorga el Gobierno Nacional. Tuvo un compañero sentimental, que murió hace 16 años.

“La hija de ella la tomó la familia por parte del papá. Hoy en día Ninfa ya tenía nietos y bisnietos. Hace dos años yo la llevé a La Plata porque la mamá estaba muy grave, allá me pidieron el número que para llamarla, pero al final no lo hacía sino una hermana. Cuando la enterramos, el viernes, ella fue la única familiar que estuvo presente, y le costeó el sepelio”.

También comentó que, tiempo atrás, la adulta tenía un tumor en el estómago y eso generaba desagrado en los vecinos. La masa hacía que botara sangre y el mal olor la acompañaba siempre. Un buen día, uno de los hijos de Dioselina se dio cuenta de la situación y le pidió a su mamá que la socorrieran. Y así fue.

“Yo comencé a comprarle ropa, darle comida. La llevé al hospital y el doctor Guillermo Cano me la trató, y gracias a Dios el tumor no era maligno, ni canceroso. A ella le sacaron la matriz y todo. Yo me hice cargo de mi viejita y desde entonces también la puse en tratamiento de psiquiatría”.

Sin tratamiento

Pero una vez llegó la pandemia de COVID-19, este supuso un reto adicional para la familia.  El virus limitó la asistencia a citas y el acceso a medicamentos. Cuando le ganaba la enfermedad, el modo de actuar era ajeno a la amable abuelita conocida.

“Se ponía agresiva y grosera, debido a eso se me iba para la calle, pero a pesar de todo, a ella nunca se le olvidaban las cosas o cómo volver”.

Agregó que intentó acceder a una cita especializada con psiquiatría, pero no fue posible. Incluso, en una de las huidas, Ninfa fue atropellada por una moto a principios de octubre del año pasado, que la dejó sin lesiones graves, pero sí en urgencias.

“A los cuatro días le dieron la salida, entonces yo les dije que por qué no me hacían el favor y la remitían para el hospital como paciente de psiquiatría, porque ella no estaba bien de la cabecita. Les dije que no estaba recibiendo tratamiento y que a mí me alcanzaba solo para comprarle las pastas para las convulsiones”.

La petición fue poco fructífera. Se logró que ingresara nuevamente por urgencias y estuvo allí una semana, luego fue enviada nuevamente a casa. “Ese día ella me vio llegar y dijo animada: ‘vecina, yo me voy con usted’. Se paró rápido de la cama, una enfermera fue a auxiliarla pero ella fue grosera, viendo eso, yo le dije a la enfermera que me colaborara con unos medicamentos de una vez, porque me tocaba ir a  la EPS Comparta a que me autorizaran. Era un viernes en la tarde, y los sábados ni domingos no atienden para autorizaciones, pero solo me dijo que no, y que no la podían tener porque necesitaban camillas”, relató.

En ocasiones golpeaba las puertas de los vecinos y estos, preocupados, también urgieron por una atención.

Estando alentada era una persona cariñosa, “por eso la gente la quería, no tenía enemigos, además, ¿qué enemigos puede tener una abuelita?”.

La desaparición

El 16 de octubre una de las hijas de Dioselina estaba cumpliendo años. Ese día recuerdan que Ninfa estaba feliz, bailó y compartió con todos. La familia se fue a dormir, y la abuela también, pero al día siguiente ya no estaba.

“Se fue tipo cinco de la mañana, yo no me di cuenta, pero los vecinos me comentaron luego que tal vez fue a esa hora porque estuvo golpeando donde algunos”.

A las nueve una ciudadana dio aviso de que la habían visto. La familia corrió en la búsqueda, pero no lograron nada.  Y en resumen, “desde que mi viejita se nos perdió nos llamaban y nos decían que la habían visto, incluso fuimos hasta El Caguán y nos ganamos un parte. Andamos mucho, pero nada”.

El 26 de noviembre, 40 días después, un vecino dio aviso asegurando que la había encontrado.

El rompecabezas

Estaba justamente en frente de la casa, a aproximadamente 200 metros y en zona boscosa. Lo extraño de la situación, para la familia, es cómo fue encontrada, el lugar y las condiciones.

Se trata de un terreno destapado, al cual Ninfa debió ingresar con mucha cautela porque, entre otras cosas, existe una cerca de alambre de púas, tuvo que caminar entre maleza, descender por una leve pendiente y luego, por descuido, caer a un aljibe. Todo eso no termina de cuadrar para la familia.

El cuerpo de la adulta fue encontrado por un joven que vive, junto con su familia, cerca al aljibe. Estaba flotando, en avanzado estado de descomposición y con solo su ropa interior.

“Eso  a nosotros nos parece muy extraño. Para nosotros es muy sospechoso que el señor de la hacienda haya salido a decir que ahí estaba el cuerpo de mi viejita, el cadáver ya estaba muy desintegrado, yo la reconocí por los interiores, los cucos que yo misma le había comprado, porque de ella ya no quedaba gran cosa. No tenía ni la bata ni las chanclas”.

“A ella me la mató una persona que sabía que existía ese lugar ahí, porque otras personas no lo conocen, además es difícil llegar hasta allá”, agregó Dioselina.

El viernes pasado, 19 de febrero, Medicina Legal entregó el cuerpo y en la nota especifica que hace parte de la investigación N°. 410016000716202001758 que se adelanta en averiguación de los responsables, por el delito de homicidio.

“Es una injusticia. Nos la mataron y la echaron a ese aljibe, eso fue una persona que sabía de ese lugar. Quiero que den con el paradero del que le hizo eso a mi viejita”.

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De este aljibe extrajeron el cadáver de la abuelita.
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Medicina Legal estudia el caso como un homicidio en averiguación de responsables.