Un cura muy vivo como Francisco del Roux, quien debería ser excomulgado de la religión católica por tapar crímenes gigantescos como los de las FARC, se ha inventado una cartilla para distribuir en los colegios del país con el patrocinio de un Ministro, medio fuera de sus cinco sentidos, quien dice ser de la educación.
En mi concepto, y, en el de la gente con sentido común: una verdad a media es una mentira, incluso en cualquier juzgado una duda en torno a la verdad se torna como una mentira y eso favorece al acusado. El supuesto curita de Roux, con un salario de 50.000.000.oo mensuales por decir mentiras, al igual que sus colaboradores y sus colaboradoras, tomó un problema de hace 60 años, en que los conservadores y liberales se mataban entre sí y donde cayeron todo tipo de personas pudientes y no pudientes como campesinos y otros trabajadores comunes, en donde la policía la manejaba, no el Ministerio de Defensa sino una rama política del poder como el Ministerio de Gobierno ( o sea como lo quieren convertir ahora). En esa época no se mataban por problemas de inequidad social o por no tener tierras, sino por creencias políticas.
Hoy en día, quieren con una cartilla mostrarles a los estudiantes una cara de la violencia del país, pero no la real como dice el expresidente Uribe.
De una manera sádica se le va a mostrar a los niños y a los jóvenes, que también son y han sido víctimas de la confrontación social, y narcoterrorista de todos los tiempos (ésta última se inició hace 40 años con Pablo Escobar y sus amigos), se va a mostrar una verdad deformada para crear, nuevamente odios y sed de venganza en cerebros de jóvenes que sintieron en carne propia la muerte de sus padres campesinos, policías, soldados del ejército y líderes de comunidades. Los volverán a enfrentar y les harán más daño. Esa cartilla de la “comisión de la verdad” es “un rompecabezas incompleto” que les entregan a los jóvenes, y, la parte que lo completa está en la verdad que dice Uribe que no se mostró, o sea, el mal que hicieron las FARC al país dañando a poblaciones enteras expropiando tierras, violando niños, embarazando y obligando a abortar a jóvenes adolescentes, fusilando a quien no estuviese de acuerdo con sus órdenes estúpidas, secuestrando y cobrando a pesar de haber asesinado a los secuestrados. Y ahora con la JEP que no es justicia especial para la paz, sino que no son más que un lavadero de crímenes para dejar impunes a terroristas y narcotraficantes de las FARC.