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Sir Nicolas Winton

Este es el nombre de un héroe británico que salvó a cerca de 700 niños judíos de morir en la Segunda Guerra Mundial.

Quizás su nombre hubiera pasado inadvertido de no ser por su esposa, quien encontró en su vivienda un listado de niños y agradecimientos de padres.

Todo empezó a finales de 1938 cuando Winton, empleado de la Bolsa de Valores en Berkshire, Inglaterra, organizaba sus vacaciones para ir a Suiza. Sin embargo, un amigo suyo llamado Martin Blake, quien trabajaba en un comité de ayuda para refugiados adultos de Checoslovaquia, ya en parte invadida por los nazis, le pidió ayuda humanitaria. Winton viajó a Praga y cayó en cuenta que había planes para salvar adultos pero no se hablaba de los niños.

En Inglaterra mientras tanto se había constituido una asociación para dar refugio a los niños judíos, quienes junto con sus familias ya empezaban a ser perseguidos por los nazis. Winton entró en contacto con esta organización y con sus recursos económicos, debido a que exigían un depósito por cada niño, garantizó el enlace para el traslado seguro de los pequeños.

A lo largo de nueve meses Winton logró trasladar a 669 niños en ocho trenes desde Praga hasta Londres, cuyos padres en la mayoría de los casos murieron en campos de concentración cuando la guerra se encrudeció. Un último tren con 250 niños no alcanzó a salir, precisamente cuando Inglaterra le declaró la guerra a Alemania, y jamás se pudo saber lo que pasó con ellos.

El paso del tiempo ha reconocido la valentía y el heroísmo de Winton; muchos de los niños ahora ancianos lo ven como su gran salvador, con quien se han reunido y le reconocen que gracias él pudieron sobrevivir y formar sus propias familias.

Al darse a conocer esta historia la Reina Isabel lo declaró Caballero de la Corona y ha recibdo homenajes como la del presidente de Checoslovaquia, Vaclav Havel, en 2001. Su biografía ya ha sido expuesta en la cinematografía.

Ojalá tuviéramos muchos héroes como Sir Nicolas Winton para pensar más en proteger a los niños, quienes a veces son los principales afectados no solo del rigor de las guerras sino también de las brechas sociales y económicas.