Familiares y amigos de Olga Duque de Ospina aún no logran superar el duelo que viven desde hace un año luego de su fallecimiento. LA NACIÓN rinde un homenaje a quien fuese una mujer piadosa, una viajera incansable y un excelente ser humano.
Como una excelente mamá, una mujer cariñosa y la mejor consejera califica Diego Darío Ospina a su progenitora Olga Duque de Ospina; quien hoy cumple un año de haber partido a la eternidad. Aunque consuela saber que el cielo goza de su presencia; cada día es más grande el vacío que provoca su ausencia.
Fueron muchos los momentos compartidos, las anécdotas vividas, los viajes realizados y los planes que quedaron por hacer realidad. Hoy en su primer aniversario sus amigos y familiares exaltan su legado y reconocen en ella los grandes aportes que realizó al desarrollo de Neiva y del departamento del Huila.
Su hijo Diego Darío cuenta que la señora Olga era una mujer piadosa a quien le gustaba visitar los sitios religiosos y conocer su arquitectura.
“Yo la acompañé a Lourdes donde la Virgen, a Praga donde el Divino Niño y en París a la Rue du Bac al Santuario de la Virgen Inmaculada”.
Como ser humano, fue una mujer extraordinaria, una viajera incansable a la que le faltaron pocos países del mundo por visitar. A cada lugar que llegaba aplicaba el dicho “a dónde fueres, haz lo que vieres”.
“Le fascinaba dialogar con la gente y saber qué comían, de qué vivían o en qué trabajaban. Le facilitaba mucho que hablaba muy bien inglés, italiano y español. Le fascinaba probar de todo, ¡era impresionante! aunque ella comía muy poca carne, probaba sin miedo y luego decía esto me gustó o no me gustó. Caminábamos mucho por los mercados donde veíamos lo que se producía en cada país”, relató su hijo Diego.
Cada viaje era una acumulación de ideas con posibilidades de desarrollar en Neiva, por tal razón edificios, construcciones y el Jardín Botánico en la capital del Huila son reflejo de algunas obras que apreció a lo largo y ancho del planeta.
“Lo que se ha desarrollado en ‘Neiva la Nueva’ es una recolección de esos viajes tales como edificios, construcciones, el Jardín Botánico. Por ejemplo, las cruces del parque Mirador del Sur que las diseñó mi hermana Carolina, las vimos en Acapulco, de ahí se tomó la idea. A todas las ciudades que iba visitaba el Jardín Botánico; de donde se trajeron muchas matas de esos viajes y las sembramos acá”.
Olga Duque mantenía pendiente de la política mundial; fue una mujer que creyó en la juventud pues aseguraba que los jóvenes generaban nuevas ideas; por eso apoyaba que ellos tuvieran poder no solo político sino también empresarial.
En su pasaporte acumuló viajes a un gran número de países a donde gozó de la compañía de su esposo y sus hijos con quienes disfrutaba visitar los museos y las exposiciones que avivaban su pasión por el arte y la historia. Entre las experiencias de viaje junto a su progenitora, Diego Darío recuerda cuando estuvieron en una reunión mundial de Scout en Singapur.
“Le gustaba el picante un poco y en Corea nos pegamos una picada fuerte. En Singapur cuando me acompañó a una reunión mundial de Scout, el scout de allá era compañero de patrulla del chef de uno de los mejores hoteles y nos hicieron una comida especial para ella, un grupo de cinco de nosotros y los scout’s de allá. Ellos sacaron toda la vajilla, fue una cena muy bonita que ella disfrutó de manera especial”.
Durante un viaje que hizo a Japón le comunicaron del fallecimiento su mamá; fue para él un encuentro de sentimientos ya que hacía aproximadamente seis años había estado en ese mismo lugar con ella. Para Diego Darío, sus hermanas y su padre; la partida de Olga Duque es un duelo que aún no superan y que por el contrario los sentimientos afloran con el paso del tiempo.
