Dayana Méndez Aritizábal
Habrán escuchado por estos días el caso de la manada en España. En las fiestas de San Fermín en 2016, un grupo de 5 hombres que se autodenominaban “La Manada” accedieron sexualmente por vía anal, bocal y vaginal a una chica de 18 años. Sí, los cinco a una. Sin embargo la Audiencia Provincial de Navarra ha emitido sentencia condenándolos a 9 años por abuso sexual, no por agresión sexual (violación) porque consideraba que aunque eran 5 hombres que casi la doblaban en tamaño y edad no había existido violencia o intimidación.
Dejemos de poner en un pedestal al Derecho y a la Justicia y bajémoslos aquí a confrontarlos, a que nos den la cara y a que nos digan hasta cuándo van a seguir machacándonos o si creen que vamos a permitirlo. No señoras y señores, el derecho al igual que todo en este mundo merece ser cuestionado y reprochado y si ahora mismo alguien cree que debería verse con detenimiento el análisis judicial de esa sentencia y entender que se ha hecho a la luz de la norma y que por ello es justa, pues debería revisarse sus propios prejuicios, su empatía con la cultura de la violación y recordar también que hay múltiples formas de ser cómplice de un delito.
A esa joven nadie le va a reparar el daño causado, esa joven ahora sólo esperaba una respuesta de la justicia, una respuesta que le llego en esa sentencia,con la que seguro se habrá sentido atravesada por un falo aún más grande e infame que los cinco juntos que le entraron ese día por todas las cavidades de su cuerpo. Porque el poder tiene esa forma y desgarra así, porque esta vez fue todo el poder judicial de un Estado que decía defenderla y que la traicionó, porque así nos sentimos todas con esa respuesta, atravesadas enteramente por el poder patriarcal, vilipendiadas y destrozadas, porque esto ha sido la materialización de todo el machismo enquistado en las instituciones judiciales, el menosprecio por el dolor, por el daño, el menosprecio por las mujeres, la reafirmación de que nuestros cuerpos son suyos y que nada es suficiente para contrariarlo.
Y porque esto queridas y queridos es lo mismo que pasa todos los días en nuestro país; acá también hay una “manada”, la manada no son solamente esos violadores, la manada son también quienes culpabilizan a las víctimas, quienes las revictimizan en los procedimientos judiciales, quienes les obligan a probar lo imposible, quienes las someten a vivir ese macabro paseo de ires y veniresesperando justicia, para al final recordarles…. Que también son su verdugo.