La Nación
Vender la virginidad 1 20 mayo, 2024
COLUMNISTAS

Vender la virginidad

Alexander Molina Guzmán

Que las mujeres entregaran su virginidad era cuestión de honor. Se tenía la idea, y esta se inculcaba a las jóvenes desde la casa y con el patrocinio de la iglesia, que la mujer debía llegar virgen al matrimonio; sobre todo, al matrimonio católico, el “bendecido” por la iglesia. Esa era la costumbre, que era como “fuerza de ley”. Y fíjense en el detalle: Era una imposición para las mujeres, más no para los hombres. Y eso alimentaba más la cultura machista que tanto se critica hoy en día.

Ahora no. En esta sociedad más abierta, en la que los jóvenes exigen más “libertad sin responsabilidad” y en la que el sexo se promociona ante los ojos de todo el mundo, llegar virgen al matrimonio ya no es cuestión de honor. Ahora la preocupación es, tanto en hombres como en mujeres, que los jovencitos desarrollen su sexualidad de forma segura, previniendo enfermedades y embarazos no deseados ¡Que se cuiden!

Y ese cuidado debe inculcarse desde la casa, desde el colegio, y que la iglesia ayude, para que los jovencitos vean su cuerpo, ¡ahí sí!, como una cuestión de honor. Es decir, la tarea ahora es lograr que desde niños, de ahí la importancia de la educación sexual, se valore el cuerpo de forma moral, no como una mercancía que se pone en venta; que la sexualidad también tiene ese valor, y que sean conscientes de los peligros que enfrentan sino la desarrollan con responsabilidad y seguridad.

Hace unos días supimos que en Marinilla, Antioquía, una niña de 13 años había vendido su virginidad por veinte mil pesos, al parecer porque su familia se encontraba mal económicamente y denunció el hecho porque el hombre no le pagó la plata. En estos casos se ve reflejada la vulnerabilidad de las jovencitas para acceder a estas propuestas. Y si, una de ellas es por la situación económica en que se encuentran. Pero no sólo es por la situación económica, también por lograr ciertas aspiraciones cientos de mujeres venden su virginidad al mejor postor. Como el caso de una modelo llamada Nicole, que está subastando su virginidad por la Internet, pues quiere estudiar en Cambridge. O el caso de Giselle, que vendió su virginidad por 2.5 millones de euros, pues también quería costearse su estudio y además viajar. Ellas, como muchas, ofrecieron su virginidad mediante páginas como Elite Models Vip o Cinderella Escorts, pues vender la virginidad se convirtió en un negocio contante y sonante.

Lograr que desde niños se valore el cuerpo moralmente, es el gran reto educativo. Porque en esto sí que estamos “vírgenes”.