JORGE LUIS SALCEDO RESTREPO
Nosotros los seres humanos, todos sin excepción, venimos dándole a la tierra un trato que es agresivo. Ya contamos con maquinas que tumban un árbol y lo recortan al antojo del industrial de la madera en menos de 1 minuto. Cortan 60 árboles por hora, y por cada máquina. Los gobiernos no hacen más que gastar dinero en viajar a París o a Brasil con todos los gastos pagos por cada representante, a fin de poner la cara para denunciar el daño al globo terráqueo, pero las conclusiones llegan hasta cuando los países industrializados como Japón, Francia, China y otros se les de la gana aceptar entrar en el convenio. Todas las iniciativas pueden ser destruidas de un tajo por los E.E.U.U. y por los dueños del petróleo a nivel mundial quienes por debajo de cuerda pagan y llegan a imponer sus normas para decir que “el tal calentamiento global no existe”, por lo menos eso dicen los norteamericanos; quienes se parecen a Santos con que “el tal paro campesino no existió”, pero le dejo miles de millones de perdidas a todos los sectores de la economía Colombiana.
Colombia dice que aquí no hay frackling (ruptura) a nivel de explotación petrolera, cuando ya en el Huila y Caquetá adentro, ya existe. No se les haga extraño que Caño Cristales desaparezca por esa causa. Y tampoco se les haga extraño que muera mucha gente intoxicada por arsénico y mercurio, aumentando también las patologías de enfermedades raras que atacarán el sistema nervioso. También morirán muchos tesoros ecológicos y turísticos pues el gobierno niega y niega mientras los otros perforan y perforan, dañando no sólo las aguas superficiales, sino las aguas subterráneas que van a caer a los pozos de petróleo. Para poder compensar lo que se saca de un volumen hay que meter otro volumen. No importa que el Caquetá, el Huila, los Llanos y muchas otras partes de Colombia se queden sin agua, lo importante es que le entre dinero a la economía de las multinacionales y a los políticos para poder mantener toda una cantidad de parásitos y burócratas; ladrones como los jueces de las altas cortes y también de las bajas, o los parlamentarios con sueldos altísimos, y, a todo un organigrama de personajes que dependen de unos impuestos asfixiantes y unas regalías que se reportan sin que se vean las obras.
Nosotros los humanos, también con nuestra basura, estamos contaminando el planeta. Personalmente he prohibido el uso de desechables y pitillos plásticos en mi hogar. Espero que así lo hagan mis lectores en sus hogares, pues nuestros nietos nos van a agradecer los que hagamos por el planeta.