La Nación
Ventana médica                     Promesas, promesas, tan solo promesas 1 5 mayo, 2024
COLUMNISTAS

Ventana médica                     Promesas, promesas, tan solo promesas

 

Jorge Luis Salcedo Restrepo

Cuando escuchamos  a un candidato a la presidencia decir que las viviendas que tengan más de 65 mtrs2, deben ser compartidas con familias que no tengan techo, me parece bien en caso de una tragedia invernal o de un terremoto pero cuando no pasa nada trágico me parece absurdo y estúpido hacer semejantes promesas para engañar al pueblo.

Pues para empezar ni el mismo candidato  partiría en más de 10 pedazos su casa para repartirla en 10 diferentes familias de escasos recursos para vivir en su casa y que cada uno pague el 10% del mantenimiento del condominio y la seguridad, además de los servicios. Sería interesante ver como vivirían en la casa del candidato más de 10 familias con niños corriendo por todos lados, tumbando jarrones costosos y dañando las paredes de la casa, o, derramando líquidos por toda la casa, compartiendo entre más o menos 40 personas, los olores de los sanitarios tapados, pues unos usarán papel higiénico, otros periódicos  otros nada. En fin, para acabar de ajustar, el candidato promete instalarle paneles solares en lugar de tejas, para convertir en luz eléctrica, de tal manera que entre todos se la repartan y conecten sus utensilios como tv, neveras, planchas, carros y motos a un tomacorrientepara no usar gasolina. Obviamente él les compraría las motos y los carros, que son “baratísimos” y también les regalaría los paneles solares. Claro está, que las motos compradas serán de las mismas que  compró un  alcalde de Bogotá a la policía; de las cuales un año después de su compra, el 90%  no servía ninguna. Ese alcalde era un genio, y creo, que quería lanzarse a la Presidencia. Era un tipo tan genial que para controlar la crisis de las basuras, que algún día hubo en Bogotá, compró unos camiones viejos en Estados Unidos de Norteamérica en un taller de chatarra los cuales estaban oxidados completamente, pero él se los echó al hombro y los trajo en barcos  para luego subirlas en forma de viacrucis hasta Bogotá. Pero “lo hizo”, los pintó y luego de lavarlos los puso a “medio funcionar”. No sé cuánto costaron, pero ese tipo tiene el efecto de la burundanga, todo lo que dice se lo creen, hasta los políticos y los intelectuales comenzando por los izquierdosos de las universidades, que son una partida de culicagados que nunca vivieron la violencia ni los secuestros, ni nadie le mató a algún ser querido gracias a que llegó un presidente que a muchos no les gustó, y organizó este caos de violencia que vivía el país.

¿Está usted emburundangado?