La Nación
COLUMNISTAS

Vistazo a la paz…

Como un gesto favorable a la consecución de la  paz en  Colombia ha sido interpretada por amplios sectores de opinión pública la nacional e internacional  la tregua unilateral decretada por las Farc, a partir del próximo 20 de julio. Tanto el Presidente Santos así como el experto en desarme, desmovilización y reintegración, el holandés Cornelis Steenken, coinciden en la necesidad de mantener el ritmo de la negociación e identificar puntos clave que puedan incidir en la misma. Según el experto regresar al enfrentamiento armado es peor que seguir intentando una salida negociada. Si bien no se trata de hacer una paz a cualquier precio, un proceso de paz hace menos daño que un conflicto. En reciente entrevista el negociador del Gobierno Humberto de la Calle Lombana,  precisó: Que el proceso está llegando a su fin.  Que con los hechos de violencia de los últimos días las mayorías nacionales creen menos en el proceso de paz. Que las Farc están equivocadas contra toda lógica y que su problema no es con el Ejército o la oligarquía, sino con la gente que han venido afectando con su accionar violento. Que a las Farc también se les agota el tiempo militar y el tiempo histórico. Que tanto las Farc como el Estado deben asumir sus respectivas responsabilidades. Que a partir del Marco jurídico para la Paz, los máximos responsables podrían pagar sus penas en condiciones de dignidad, sin rejas ni pijamas rayadas, debiendo, eso sí, reparar a las víctimas y dar garantías de no repetición. Que el deseo del Gobierno es llegar a un cese al fuego bilateral y de hostilidades definitivo, siendo para ello fundamentales las zonas de concentración de las Farc. Un cese al fuego sería aceptable aún antes de la firma de un acuerdo final. Que la verdad, al igual que la justica y la reparación son imprescindibles para dar  paso a una paz duradera. Que sobre la base de un acuerdo de paz serio vendría el apoyo internacional que haría innecesarias las extradiciones. Que con la finalización del conflicto lo primero que se aceleraría sería la estabilización del campo. Que el predominio militar del Estado es indiscutible, la guerra estratégica terminó aunque la resaca táctica persiste,  y que el país tiene que abrir la mente a la  participación de las Farc como partido político desarmado. Como lo insinúa el conocido periodista Daniel Coronel, se ha de superar “el duelo de cobardes” entre las Farc y el Gobierno por parecer fuertes ante sus propios críticos, para empeñarse ambos, más bien, en desescalar el conflicto y afianzar el proceso de paz entre los  colombianos.