La Nación
EDITORIAL

Zonas de desarrollo

El Gobierno Nacional puso en vigencia las Zonas de Interés de Desarrollo Rural, Económico y Social (Zidres), como territorios especiales para ejecutar modelos productivos de alto impacto.
Según el gobierno, esta iniciativa permitirá habilitar más de siete millones de hectáreas para la producción de alimentos y recursos forestales, en áreas geográficas apartadas, pero que representan un alto valor estratégico.
La iniciativa contempla otros modelos de producción en territorios baldíos aptos para la agricultura, la ganadería, la pesca o los desarrollos forestales, pero alejados de los centros urbanos, con baja densidad poblacional y limitada infraestructura para el transporte y la comercialización de los productos.
La propuesta, aprobada por el año pasado por el Congreso, le da vía libre a las alianzas público- privadas para la producción y mercado de bienes agropecuarios y consolidación de proyectos agroindustriales. Y le abre las puertas a los inversionistas extranjeros, interesados en la explotación de los grandes recursos forestales y materias primas, abundantes en los extensos territorios baldíos.   
Pese a los alcances exaltados por el gobierno, este modelo sigue generando controversia. El reto es asegurar que estas zonas se conviertan en modelo de desarrollo y no en un nuevo mecanismo de concentración de la propiedad de los baldíos, de la riqueza y de los recursos públicos, como ocurre con los palmicultores.
Además, las tierras disponibles para ser entregadas en concesión reducirán los bancos de tierras disponibles para titulación a pequeños productores, claves en una era de posconflicto que se avecina.
Los beneficiarios, desde luego, serán los grandes empresarios, considerados como “gestores”, que se convertirán en los receptores de los subsidios, créditos blandos e incentivos de capitalización rural  y nó los campesinos asociados que aportarán solo su mano de obra.
Y con seguridad que la implementación podrá generar conflictos por el uso y destinación de la tierra y privatización del territorio.
De hecho, estas zonas tal como han sido contempladas pueden convertirse en obstáculos en los procesos de constitución, ampliación o delimitación de las Zonas de Reserva Campesina, resguardos indígenas o territorios colectivos titulados. Pero además, áreas protegidas, ecosistemas estratégicos, parques naturales, páramos o humedales, cuya defensa ha generado grandes movilizaciones sociales.
Con seguridad que estas figuras, abrirán otro espectro en el modelo de desarrollo económico regional, esencial para la modernización y especialización del aparato productivo, la generación de valor agregado y la transferencia de tecnologías.
 
DESTACADO
“El reto es asegurar que estas zonas se conviertan en modelo de desarrollo y no en un nuevo mecanismo de concentración de la propiedad”.
 
Editorialito
 
En hora buena el alcalde de Neiva Rodrigo Lara Sánchez anunció la reapertura del estadio Guillermo Plazas Alcid, sede natural del Atlético Huila. El gran reto, seguirá siendo, la terminación de las obras que hacen falta y la remodelación total. Otro gran compromiso que implicara un esfuerzo común.