Son 12 tipos de vinos artesanales los que Linda Mendoza comercializa en el norte del Huila. El auge de este tipo de bebidas en el departamento incluye a jóvenes, mujeres y adultos, que le apuestan a una alternativa ciento por ciento natural.
Tres años después de aquella primera venta de vino artesanal, fuera del grupo familiar, Linda María Mendoza Narváez exhibía ayer su bebida en uno de los centros comerciales más importantes de Neiva con el objetivo de continuar dando a conocer y poniendo a prueba su producto.
Con vino artesanal de miel, mora, fresa, café, naranja y otros más, Linda ha logrado abrir por medio de su emprendimiento nuevos mercados en el norte del Huila. La mujer de 40 años de edad, es oriunda de Bogotá, pero desde los 10 vive en esta región, tierra donde aprendió el arte de hacer vino.
Mediante su proyecto, son 12 tipos diferentes de bebidas los que se elaboran en el área urbana y rural de Neiva, precisamente en el barrio Altico y en la vereda Santa Clara.
Linda ligó su propósito de vida a esta actividad luego de una oportunidad que le brindó Fondo Emprender, y recién se graduó del programa en Salud Ocupacional de la universidad Uniminuto.
La razón por la que quiso incursionar en ello es curiosa. Un día estando con su esposo, él le contó acerca de la experiencia que tuvo cuando probó un vino de miel. “Luego fuimos a La Ulloa y probamos otros pero no, no eran vinos…”, recuerda.
La idea
Teniendo la firme convicción de que querían comenzar obtener vinos que les gustaran, Linda y su esposo decidieron emprender su propio negocio. En un primer momento, “compramos un barril de 30 litros, adquirimos la miel y demás, e hicimos todo el proceso que él recordaba: fue ensayo error, ensayo error, pero luego dimos exactamente con el punto. Así que después nos propusimos no solo el de miel, sino que dijimos ¿y si lo hacemos con mora? ¿Cholupa?, y frutas y frutas y así nació”.
De ese ensayo error, muchas lecturas y tutoriales en Youtube surgió Etnovinos, la marca con la que bautizaron el proyecto que se estuvo presentando por estos días en varios centros comerciales de la ciudad. “Las primeras veces sacamos mucho vinagre, pero por fin lo logramos”. Risas.
La exhibición tenía como objetivo reactivar las ventas y fue posible gracias a la economía solidaria, diferentes asociaciones que apoyan este tipo de emprendimientos.
También ofrecen vino de agraz, cholupa, piña, tamarindo, flor de Jamaica, vino tinto y cacao.
Linda Mendoza y su proyecto de emprendimiento en Neiva.El proceso
Para elaborar la bebida se requiere de tiempo y esfuerzo, que al final es reconocido por el consumidor. La mujer asegura que sus productos se destacan por una alta calidad y entregó detalles del trabajo, ciento por ciento artesanal, que realizan para obtener el exquisito licor.
De acuerdo con la emprendedora, para hacer vino se requiere a grandes rasgos, además de la experiencia, seleccionar una buena fruta, macerarla y dejar con agua y levadura en fermentación en cubos de acero inoxidable. La maduración ocurre en la segunda fase, en barriles de roble donde permanece la bebida durante mínimo un año. Posteriormente se da el traspaso en un cubo en acero para realizar el embotellamiento. Allí puede tardar años, mientras más, mejor sabor.
Sin embargo, no hay que descuidar que “lo más importante es que la posición de nuestros vinos no es vertical, sino siempre horizontal”, detalló.
Y lo más complicado del proceso es el momento de seleccionar la fruta y el despalillado. “Quitar los palilitos y hojas, picarla o aplastarla”, agregó. Todos los vinos tienen el mismo procedimiento.
En el área rural hay 12 barriles de roble de 220 litros cada uno, el lugar es propicio para el almacenamiento debido al clima y ambiente natural de la zona.
En la empresa de Linda se ofrecen trabajos ocasionales, pero por el momento solo es ella junto a su esposo y una socia que también es familiar.
El sueño
El anhelo de Linda es lograr una ubicación fija en la ciudad y posicionar su trabajo artesanal. Destacando que el nombre Etnovinos se debe a etno de etnia, y vinos.
“Queremos crear una nueva etneo cultura en nuestro departamento, demostrar que, vinos de calidad no solo hay en España, Chile y Argentina, sino que nosotros que somos un país tan tropical y tenemos tantas frutas también lo podemos lograr”, subrayó.
Fueron las primeras cataciones con familiares y amigos cercanos los que les dieron luces a Linda sobre su producto, pero ahora son los clientes especializados quienes les otorgan su visto bueno.
La primera venta tuvo lugar en el Parque de La Música en el año 2019, en medio de una feria artesanal a la que fue invitada. “Una persona que nos visitó lo compró, lo probó y nos dijo que excelente. Esa fue la primer vez”.
