La Nación
Cecilia López Montaño
COLUMNISTAS OPINIÓN

Cuando todo es histórico

Cecilia López Montaño

Cuando todo lo que se hace es histórico la simple lógica demuestra que nada es histórico. Es tan elemental esta afirmación que debería ser innecesario recordarla, pero las circunstancias obligan. Esto es exactamente lo que le está sucediendo al Presidente Duque con sus declaraciones, especialmente las más recientes con las que trata de demostrar que con sus decisiones de política pública, sus propuestas y aún más, con los recientes indicadores en temas económicos y sociales, él y su equipo están rompiendo la historia del país. Es decir, habrá un antes y un después del gobierno Duque.

En su intervención en la conmemoración del aniversario del Batallón Guardia Presidencial, respecto al crecimiento del 17,6 % en el segundo trimestre de 2021, el presidente destacó que se trató del mayor crecimiento en lo que va corrido del siglo XXI en el país. Es decir, ha sido histórico. Pero de inmediato hubo varias reacciones especialmente del economista Gustavo Hernandez quien le dijo que esa cifra era el rebote después de una caída del -11,8% en el segundo trimestre del 2020 y que no se podía asimilar a una reactivación. ¿Cómo se le pudo olvidar ese pequeño detalle? Quien sería el genio que lo asesoró porque esperamos que no sea esta declaración de su propia cosecha.

El otro ejemplo tiene que ver con la Reforma Tributaria que acaba de aprobar a pupitrazo limpio el Congreso de la República. Este es el otro histórico del presidente Duque.  Insistió en que esa reforma rompe varios récords y palabras más palabras menos, afirmó que su resultado será la mayor transformación social de la historia reciente de Colombia. Aventurado por lo menos cuando se trata de comportamientos esperados sobre pobreza que especialistas del tema han puesto en duda. Entre otras, porque la reactivación económica se está dando sin generar empleo digno y es el empleo informal el que aumenta, y a punta de subsidios que obviamente no son ni pueden ser permanentes, es casi imposible lograr la reducción en este indicador que ya se declara histórica por parte del Primer Mandatario.

Para no seguir con los ejemplos, lo que vale la pena anotar es la debilidad profunda de los asesores del presidente. Nadie espera que un presidente domine todos los temas y sobre todo que conozca totalmente la historia del país. Pero lo mínimo que se espera es que tenga asesores que le eviten caer en declaraciones inexactas como la primera anotada en la cual era evidente el error, o en la segunda, cuando se sabe que la pobreza aumenta fácilmente ante una crisis, pero reducirla es una tarea mayúscula.

Lo que sí debe ser una cualidad indispensable de quien tiene el mando de una Nación, es su buen juicio, tanto para rodearse bien, como para distinguir entre la exageración y la realidad. Desafortunadamente, si el presidente sigue con su decisión de que todo lo que hace su gobierno es histórico, las críticas y la consecuente debilidad de su capacidad de tener el nivel mínimo de gobernabilidad, caerán aún más de lo que muestran las encuestas de opinión. Pero además, estas declaraciones y otras similares caen en algo que nuestros padres decían, exagerar es mentir.