Guillermo Plazas Alcid
Agradezco a María Consuelo, mi adorada hija que en esta oportunidad cediera su espacio a fin de poder expresar mi sentimiento de dolor por la partida del noble amigo, del gran miembro de familia, del destacado gestor y líder empresarial, pero sobre todo del filántropo Carlos Fajardo Rodríguez, quien sin duda deja indeleble huella entre quienes tuvimos el inmenso honor de contar con su amistad.
No obstante sus notables realizaciones a nivel empresarial, fue evidente su espíritu altruista el cual logró materializar a través la campaña humanitaria “Healing the Children”, formidable tarea cumplida durante más de veinte años con la participación y apoyo de la institucionalidad, permitiendo con ello darle un giro a la historia de vida de cientos de niños y niñas de la región surcolombiana.
Durante su paso por la vida, con disciplina, constancia y tenacidad, Carlos nos brindó la mejor versión de sí mismo y ello le permitirá trascender como resultado de sus acciones y ejemplar manera de proceder, dejando con ello indiscutible legado a las generaciones venideras: Su espíritu de servicio sin esperar nada más que la satisfacción de haber podido ser útil. Una de las cualidades que mejor lo podrían definir.
Y como bien se suele afirmar al lado de cada gran hombre hay una gran mujer, no quisiera terminar esta sentida evocación sin antes hacer referencia a su leal y espléndida coequipera como lo fuera su digna esposa Elvira Blanco de Fajardo, incondicional compañera de vida quien por más de 50 años recorrieron caminos en común bajo los pilares del amor, el respeto y la solidaridad y ello hizo que se constituyera en parte fundamental de su existencia. Sea esta la oportunidad para expresarle nuestro profundo dolor por tan lamentable pérdida, saludo que hacemos extensivo a sus hijos Rafael Alberto, María Elvira, Roberto José y demás entorno afectivo.
Descansa en paz mi querido y recordado amigo.