La Nación
EDITORIAL

Doble moral

Según el Departamento de Justicia de Estados Unidos narcotraficantes colombianos habrían financiado fiestas sexuales, organizadas por agentes antidroga (DEA) y el FBI en Colombia. Las bacanales habrían ocurrido entre 2009 y 2010.

El reporte oficial, elaborado por la Oficina del Inspector General, revela que al menos tres supervisores de la DEA recibieron dinero, regalos y armas de los capos además de los servicios de las prostitutas. El tema ha comenzado a generar un gran debate en el país. Y con razón.

Lo grave es que dichas fiestas sexuales fueron costeadas y patrocinadas por jefes paramilitares y narcotraficantes, entre ellos Carlos Mario Jiménez, (‘Macaco’), los hermanos Miguel Ángel y Víctor Manuel Mejía Múnera, (‘Los Mellizos’) y Hernando Gómez Bustamante, (‘Rasguño’).

‘Macaco’, ex jefe del Bloque Central Bolívar, extraditado a ese país por narcotráfico fue condenado a más de 33 años de cárcel.

Los agentes involucrados fueron sancionados con suspensión de dos y diez días. Increíble.

No es posible que semejante espectáculo ocurra en un país duramente castigado por el narcotráfico, sin que nada pase.

Colombia ha padecido como ningún otro país, una costosa y sangrienta guerra contra el narcotráfico con incalculables pérdidas humanas, económicas y ambientales, impuesta por los Estados Unidos.

Durante muchos años, el país ha aceptado arrodillado la política antidroga soportada en la represión, sin resultados. Esa guerra, antes que acabar con el negocio, ha sido la hoguera para avivar el conflicto armado.

Y muchos de los capos que subsidiaron las bacanales con los agentes de la DEA han sido motores de esa máquina de guerra.

Curioso que quienes están llamados a perseguir el narcotráfico, terminen recibiendo ‘prebendas’ de los principales capos. Sospechoso además, que a quienes se les comprobaron esas relaciones tenebrosas, sigan vinculados en el organismo secreto, con una ridícula amonestación.

Otro sería el panorama, si el escándalo hubiera involucrado a servidores colombianos.

Curioso también el silencio oficial. Ni una sola palabra de estupor, ni una sola línea de protesta del Gobierno Nacional y de otras instituciones políticas y sociales.
Sorprende que nadie le exija a Estados Unidos, sanciones ejemplares contra esta ofensa para el país.

Que agentes de la DEA reciban homenajes de los capos del narcotráfico, ameritaría más que una nota de protesta de la Cancillería colombiana. Y por lo menos, una explicación del Departamento de Justicia frente a estos hechos que confirman oscuras relaciones con los capos que sangran al país.

 
“Que agentes de la DEA reciban homenajes de los capos del narcotráfico, ameritaría más que una nota de protesta de la Cancillería colombiana”.

 
EDITORIALITO

Las alertas sobre trasteo de votos siguen latentes en el Huila. El incremento injustificado de electores en varios municipios disparó las alarmas. Pero nada pasa. Curioso que Saladoblanco aparezca en primer lugar.