La Nación
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El bono millonario. Por Alexander Molina Guzmán

Qué contrariedad, se indignaron los acaudalados pensionados de este país porque se abrió un debate público sobre la forma amañada como obtuvieron ese bono millonario de más de 15 millones de pesos por cabeza. Esos casi 1.200 millonarios pensionados, un selecto grupo al cual pertenecen ex senadores y ex magistrados, que utilizaron el poder para acomodar la ley a su gusto y avaricia, no deberían llamarse “pensionados” sino privilegiados. Porque un pensionado es aquel que ha cotizado, realmente, en un régimen de pensión. Pero resulta que muchos de estos privilegiados no lo hicieron pues, como lo hizo más de un “Padre de la patria”, sólo por estar un par de meses como congresistas se embolsillaron ese bono millonario que con sarcasmo ellos llaman “pensión”; uno de estos casos es el de Fernando Rueda Franco, quien por la famosa “palomita” para estar dos meses en el Senado, hoy devenga un bono millonario de casi 20 millones de pesos. Y para perpetuar en su entorno familiar ese bono millonario han hecho maniobras como esta: Un exparlamentario, dueño de uno de estos bonos, en estado moribundo se casó con la viuda de un hijo suyo ¿Sabrán para qué? Bueno, pues un juez, de esos que uno podría llamar honesto, anuló ese montaje de matrimonio y cortó el chorro. Y la indignación de estos privilegiados ha sido de tal naturaleza, que el Procurador General de la Nación -que con sus fallos como Consejero de Estado favoreció a estos privilegiados-, salió a decir que estos elegidos son intocables ¡Qué belleza! El Procurador General, ese que cree en un Jesús justo y predicador de una vida austera y no avarienta, nos viene a vender la idea que esos bonos millonarios son “derechos adquiridos” ¡Qué doble belleza! Y para reforzar la idea que son “derechos adquiridos”, esos privilegiados y el Procurador General plantean lo siguiente: “Esas jugosas mesadas se ajustan a la ley porque sus beneficiarios ocuparon altas dignidades en el Estado” (http://www.eltiempo.com/justicia/articulo-web-new_nota_interior-12553223.html). ¡Qué triple belleza! Ahora resulta, que porque ejercieron esos altos cargos tenían el “derecho adquirido” de hacer triquiñuelas con la ley y obtener ese bono millonario, en donde anexaron hasta tiquetes aéreos como factor salarial para inflar más el bono. Recuerdan que Darío Echandía se preguntó “¿para qué el poder?”. Sencillo maestro, para hacer fiesta porque el que tiene el poder es el que goza. ¡Así el pueblo aguante hambre! Sí, es también así de sencillo y con monedas, ya que millones de colombianos nunca se pensionaran; aún así, tiene que contribuir para sostener a estos privilegiados con este bono millonario. ¡Así andamos en este país! Y no aprendemos.