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El dedo en la llaga, Angelino y el Vicepresidente. Por Raul Eduardo Sanchez

No habíamos escrito sobre la actual función del Vicepresidente en el Gobierno, de cómo refuta muchas de las posiciones de su jefe, el Presidente de la República; de cómo señala que no pertenece al partido de la U

No habíamos escrito sobre la actual función del Vicepresidente en el Gobierno, de cómo refuta muchas de las posiciones de su jefe, el Presidente de la República; de cómo señala que no pertenece al partido de la U, cuando dice que fue elegido por votación popular, que él obtuvo sus propios votos; de cómo apoya una Asamblea Constituyente y de cómo se retracta luego, en fin una serie de hechos que dan a entender que tiene agenda política propia, que estaría interesado en candidatizarse a la Presidencia, o de ser el candidato uribista.

Lo importante a analizar ahora es el tema de salud, porque una es la salud del Vicepresidente y otra es la de Angelino. La de Angelino es un tema privado, reservado que debe ser objeto de los mejores cuidados y darse una pronta recuperación. Otra cosa muy distinta es la salud del Vicepresidente de la República.

En Colombia no estamos acostumbrados a hablar de esos temas, pero todo servidor público debe estar plenamente en términos de salud. Dicen los entendidos que el último año de Gobierno del presidente Virgilio Barco, él no gobernó, sino que su principal asesor era el que tomaba las decisiones de Estado debido a la enfermedad que padecía.

¿Que sucedería si el Presidente Santos por enfermedad, lesión o muerte  no pudiese continuar al frente del Gobierno? Pues fácil asumiría el Vicepresidente Angelino Garzón.

¿Será que está en optimas condiciones para asumir el ajetreo, estrés y agite de manejar una nación? Creería que no. Ya tuvo un infarto, ahora una isquemia cerebral y por lo visto en sus primeras imágenes públicas se le nota muy desgastado y apenas en proceso de recuperación, que espero sea pronto y bien. Así las cosas, no estaría en condiciones de asumir las riendas de un Estado (viajes, toma de decisiones, reuniones, actos protocolarios, ordenes, revisión de las normas jurídicas del Estado, entre muchas otras funciones). Definitivamente una es la salud de Angelino y otra la del Vicepresidente.

Por último. Jamás he comulgado con las ideas o posturas de Piedad Córdoba, me parece incendiaria y algo antipatriota, pero de ahí a judicializarla por sus opiniones, es un exabrupto jurídico, sin pies ni cabeza, respetuosamente le pediría a la Fiscalía, que ese equipo que creó para investigarla lo dedique a investigar otras conductas punibles, que son mucho más importantes.