La Nación
COLUMNISTAS

El Niño y el agua

Con el fenómeno del Niño se evalúa también la escasa conciencia ambiental y de solidaridad característica de nuestra sociedad.

Hacer entender a los usuarios sobre el ahorro del agua, la optimización de los acueductos o la protección de las cuencas, es tan difícil como enseñarle a la gente a no botar la basura a las vías públicas.

Aunque ha habido avances significativos en educar ambientalmente a las personas, aún falta mucho por hacer debido a las contradicciones que vivimos a diario. Se sanciona a quien tumba un árbol pero se acolita que la represa del Quimbo arrase con bosques enteros.

Debe haber coherencia en las políticas públicas especialmente en lo referente al aprovechamiento y uso de los recursos naturales, en valorar adecuadamente los daños ambientales sin tener en cuenta quién lo causa y crear importantes estímulos a quienes protejan la naturaleza.

El cambio climático no es más que parte de las señales enviadas por el medio ambiente al ser humano; es la alarma que debe despertar la conciencia, es una enseñanza en extremo dramática de lo que puede ser el futuro si seguimos afectando a la Tierra.

Las campañas ambientales no deberían ser simples formalismos, promovidas con folletos que también generan contaminación, sino adopción de actitudes generadoras de compromisos y de realidades. Cuando alguna entidad promueve un programa ambiental con artículos de colores vistosos, pasacalles, volantes etc., me pregunto si los creadores de estas actividades habrán evaluado el impacto ambiental que genera el gasto de tinta, papel, tela, entre otros elementos.

Otro ejemplo es cuando, con buenas intenciones claro está, se plantan árboles en laderas frágiles ocasionando derrumbes; por lo que en este sentido debe haber acompañamiento de expertos forestales y evitar agravar el problema.

Hay que saber hacer campañas ambientales; quizás lo mejor sería la realización de diálogos participativos con ejercicios prácticos de buen uso de los recursos naturales, y de esta manera construir escenarios que sirvan de ejemplo a la comunidad.

Finalmente, el Niño está alborotado; esperamos que los pronósticos no resulten tan acertados y que sea esta una gran oportunidad para que hablemos del futuro ambiental.