Los labriegos, en su fan de poder sacar los productos de sus parcelas para que no se pierdan, organizaron una minga y con unas mallas que les suministró la Alcaldía se dieron a la tarea de armar gaviones para quitarle fuerza a la corriente de agua y habilitar el paso con un puente artesanal, pero cuando ya estaban para terminar el primer gavión el río volvió a crecer y se llevó lo que habían hecho.
Esta situación dio al traste con las esperanzas que tenían estas familias de poder salir a la zona urbana para sacar sus productos y a la vez aprovisionarse de víveres. Por lo que ahora los habitantes de las veredas El Playón, Antillas, Armenia, Vernaza, Zaragoza, Holanda y Versalles, no saben qué hacer, ni para dónde coger porque por todos lados están rodeados de agua.
“Estamos completamente aislados, sin provisiones y no sabemos qué hacer, entre todos organizamos un grupo para ver si podíamos habilitar el paso provisional pero el río se llevó lo poco que habíamos hecho, ahora no sabemos qué va a pasar porque si el río no merma no podemos pasar”, expresó con angustia Luz Dary Urrea, habitante de la vereda El Playón.
Ayer los campesinos esperaban una comisión que enviaba la Gobernación del Huila para analizar la situación y mirar qué trabajos ejecutan para ayudar a estos campesinos; la comisión llegó y estuvo reunida hasta altas horas de la tarde y la conclusión fue que hay que esperar que el río merme su caudal para poder pasar maquinaria por el sector del puente El Totumo y llegar hasta río Blanco.
“Nos reunimos con la comisión por la tarde y la idea es traer maquinaria para que nos habilite un paso, porque el puente de río Blanco la creciente se lo llevó todo, pero no hay por donde pasar las máquinas porque el puente El Totumo también se cayó, nos tocará esperar que merme el caudal para ver que hacemos”, expresó el líder comunal, Nelson Aguilar.
El líder campesino agregó que están viviendo una situación muy compleja y necesitan la ayuda de la Alcaldía y de la Gobernación.
“Nos unimos para hacer los trabajos pero el río se llevó lo que habíamos hecho, la gente está desesperada porque el río está muy grande, logré pasar para participar de la reunión con la comisión que venía de la Gobernación y me tocó quedarme a este lado porque el río no cede para devolverme para la casa, así está la situación”, explicó Aguilar en diálogo telefónico con LA NACIÓN.
Los líderes de las veredas que se encuentran aisladas lanzaron un ‘SOS’ para que las autoridades, tanto municipales como departamentales, les ayuden antes que se pierdan las cosechas de lulo, tomate, alverja, fríjol y demás productos que se producen en esta zona.
La comunidad se unió para realizar trabajos que permitan habilitar paso provisional, pero una nueva creciente se llevó lo poco que habían hecho.