Rodolfo Valderrama
Nuestro ultraconservador y camandulero gobierno ignora que en varios países del continente han ocurrido cambios en el último año, que aunque no constituyen golpes contundentes contra el neoliberalismo, sí representan el inicio del resquebrajamiento de gobiernos afines a este modelo de desarrollo, imperante desde hace más de tres décadas; por su parte el gobierno de Duque no solamente pretende continuar las perversas medidas tradicionales sino que está profundizándolas. Por los recientes acontecimientos de Chile, Argentina, Bolivia, Brasil, inclusive Estados Unidos, deducimos que las derrotas electorales de regímenes derechistas, demuestran el fracaso del cuentico castrochavista y que el pueblo está cansado de las políticas antisociales causantes del desempleo y la desigualdad. Además, la protesta ha puesto contra la pared a gobiernos de Ecuador, Perú y Guatemala a tal punto que han rectificado medidas antipopulares; desafortunadamente los logros se han obtenido mediante protestas violentas, ante el fracaso de los medios pacíficos.
Mientras en Chile, símbolo de la doctrina neoliberal, la presión popular obligó a derogar la Constitución de Pinochet para reemplazarla por una basada en profundas reformas, como desaparición o reducción de los fondos privados para transitar al régimen público, la propuesta de Duque es lo contrario, asimilar Colpensiones al régimen privado de ahorro, que minimiza las mesadas y elimina el carácter vitalicio pensional; mientras en Perú la Policía es sometida a profundas reformas por la muerte de dos manifestantes, en Colombia ocurren hechos gravísimos como la masacre de 24 reclusos en la Modelo y la inmolación de nueve jóvenes en el CAI de Soacha, Carlos Holmes y Margarita Cabello se sienten orgullosos, nada cambia; mientras en Argentina el Fondo Monetario es obligado a renegociar la deuda, Duque y su camarilla permite la imposición de políticas dañinas al pueblo para satisfacer la Banca Mundial; a propósito la deuda subió al 53% de nuestra producción nacional y se presupuestó 70% para el 2021.
El caso del repudiado gobierno de Venezuela es diferente, ya que no es un socialismo sino una anarquía, pero tendenciosamente los movimientos reaccionarios lo colocan como “ejemplo del fracaso socialista”. Indigna el silencio de nuestra tarada oposición cuando se trata de responder a muchos atropellos oficiales, producto del monopolio de diferentes instancias del poder (ejecutivo, legislativo, órganos de control, comunicación: caso de la revista Semana y zarpazo a Noticias Uno); Supersalud en su mensaje hace alarde de la liquidación de siete EPS con cerca de 5000 afiliados y “garantía del traslado”; esto incrementa afiliados e ingresos de otras EPS y desmejora calidad del servicio porque la infraestructura de atención no aumenta o lo hace en menor proporción, pero nadie cuestiona.
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