La Nación
COLUMNISTAS

“In Crescendo”

Continúa “creciendo” la voz de los suicidas en Colombia, una punzante sinfonía de coros y silencios, sin orquesta, aclaro.

Una de las más altas tasas de suicidio la tiene Huila, se ha denunciado con frecuencia, constituyéndose en otra más de las voces que se suman a la sinfonía inconclusa, quizá.

Tal vez quien se suicida intenta expresarnos con ingenuidad: “escúchenme… ustedes no quisieron… no pudieron escucharme… ahora deben olvidarme”, o lo que es lo mismo: “ahora deben negarme…”

Aunque los indicadores (cuantitativos) reflejen esta cruda realidad en verdad la enfermedad mental y los suicidios son complejidades mucho más espectaculares (cualitativamente). Lo más sugerente, se me ocurre, es que la sociedad colombiana lo continúa silenciando como a tantas otras inconformidades con la vida y con la muerte.

La teoría organizacional y otras formas racionales de explicar el comportamiento social previsible, no involucran como posible el comportamiento intuitivo, lo sorpresivo, lo imprevisible, lo postmoderno, aquello que raya con el límite de la razón (cartesiana), si es que ella existe en estos casos de demencia extrema, cuando es llevada hasta el final de la demostración por el aprendiz, perfectamente coherente, horrendamente didáctica.

El suicidio es un testimonio más de que la intencionalidad individual es posible. Es como rescatar la vigencia del individuo total y desadaptado, la que transcurre entre todos nosotros. La destrucción del entorno organizacional y la destrucción consciente e inconsciente de la naturaleza, demostrar la capacidad que se tiene de autodestruirse, podrían ser consideradas manifestaciones de gran inconformidad con este mundo.

Primeras preguntas: ¿Es cierto que sólo estén aumentado los indicadores cuantitativos en consecuencia? O por defecto ¿se trata de manifestaciones culturales u otra forma de enfermedad mental que crece desproporcionadamente?

Muchos suicidas explican su decisión argumentando que ya no soportan su soledad incluso estando acompañados, quieren huir de la sensación de estar vigilados por cámaras de seguridad, espiados por internet, o escuchan altavoces insoportables en las calles.

Grafiti: “Estos y otros aprendizajes deberán ser valorados después de las fiestas ahora que volvemos a reencontrarnos con la vida” (Anónimo).