La Nación
COLUMNISTAS

La culpa no es de Colombia

El doloroso e indignante éxodo de los colombianos desterrados de Venezuela, tiene consternado a todo el país. Según lo afirmado por el Comandante de la Oficina Metropolitana de Cúcuta,  Coronel Jaime Barrera Hoyos a la cadena BBC, se estima que más de 400 familias y 1.600 personas, han sido víctimas de innumerables humillaciones, abusos y atropellos por parte de efectivos de la guardia nacional de Venezuela, al ser acusados por el Presidente Nicolás Maduro de intentar atacar la institucionalidad de su país, pues según él los colombianos que allí habitan, “pertenecen a grupos paramilitares”. ¿Es esto justo? Antes de responder a la pregunta, es necesario analizar qué motivaciones tendría el Presidente venezolano para tomar tan arbitrarias medidas.

Tomando en consideración los altos niveles de inseguridad, con una tasa de homicidios que oscila entre 39 y 74 por cada 100.000 habitantes, aunado a la restrictiva distribución de los productos de la canasta familiar, el drástico racionamiento de agua, la carencia de medicamentos e insumos sanitarios y su tasa de inflación que fluctúa entre las más altas del mundo, por citar algunos indicadores, se evidencia  que Venezuela, es hoy  por hoy un país sumido en una profunda crisis política y económica, tal como lo afirma el ex ministro de Fomento, Moisés Naím, “Venezuela está en recesión. Venezuela está mal en muchísimos sentidos, hace falta un programa integrado, no hay tal cosa como tres medidas mágicas. Para que Venezuela entre en una senda de crecimiento sostenido, de control de la inflación, necesita hacer muchas cosas bien por mucho tiempo”, consecuencia de ello, es que en los últimos seis años, la migración venezolana hacía otros países se ha disparado entre 60.000 y 80.000 solicitudes diarias. ¿Qué tiene que ver Colombia en esta crisis?

Si bien los problemas que enfrenta hoy por hoy nuestro vecino país, son originados por las malas administraciones personificadas en Hugo Chávez y Nicolás Maduro, Colombia podría visualizarse, como el chivo expiatorio ideal que tiene el gobierno venezolano para justificar los problemas de carácter social, económico y político de los que son víctimas en ese país.  Siempre será más fácil responsabilizar a otros, que tomar medidas para remediar las dificultades originadas por el propio Estado. Al fin y al cabo, culpar a los Colombianos expulsándolos de sus hogares y sometiéndolos a penosas situaciones, es tan fácil para el Presidente Maduro como afirmar que la  guerra fría se dio en 1715, o que el día tiene 35 horas.

Por último, queda por expresar mi profunda indignación por tan dolorosa e inquietante situación, que estoy segura, todos compartimos. Lastimosamente, estos sentimientos que invaden a nuestra comunidad  no son suficientes, pues se requiere mucho más que la primera página en los periódicos y los reportes en los noticieros para superar la desesperante situación que están viviendo nuestros compatriotas. Por ende, es necesario alzar banderas en aras de buscar acciones concretas que hagan que el país se una en torno de todas las personas que están siendo víctimas de abusos por parte del Estado venezolano.