La Nación
COLUMNISTAS

La mala suerte del Huila

Al Huila lo rodea la mala suerte por todas partes. Tenemos ejemplos de problemas sin solución a la vista como el de infraestructura vial hacia el sur del Departamento, problemas de disposición de las aguas servidas y de manejo del aseo en Neiva, parálisis en la terminación de la torre Materno-Infantil del hospital Hernando Moncaleano, amenazas de construcción de nuevas represas que afectarían nuestro territorio, inseguridad, etc. y ahora se denuncia el caso del Parque Nacional de la Cueva de los Guácharos declarado por la Unesco como reserva de la Biosfera, sobre cuya destrucción forestal el investigador y periodista Andrés Hurtado García, acaba de escribir en la edición de El Tiempo del pasado martes y que motivo el excelente editorial de este periódico al día siguiente.

Así como muchos huilenses por falta de sentido de pertenencia, no valoramos, como si lo hacen los mexicanos y los peruanos con sus culturas precolombinas, tampoco lo hacemos con este Parque Nacional, joya de la naturaleza como lo llama dicho periodista, creado en 1960. Si LA NACIÓN hace varios meses denunció los atropellos que se estaban cometiendo contra sus bosques no es posible que las autoridades, empezando por los Alcaldes de Palestina y Acevedo, no hayan intervenido para detener semejante despropósito en contra de la preservación ambiental de esa zona, como es la construcción de una carretera. Ni que tampoco lo hayan hecho la CAM y el Ministerio del Ambiente máximas autoridades regionales en esta materia.

El caso no es de poca monta ni para el Huila ni para los poderes centrales de la Nación porque se trata de un Parque Nacional. Nuestros parlamentarios y diputados a la Asamblea del Huila están obligados a tomar este tema como una de sus preocupaciones porque afecta los intereses colectivos de los huilenses, oportunidad que seguramente les podría ayudar a mejorar su débil imagen ante los electores para las elecciones.

Tanto este caso como el de muchos otros que suceden, da para pensar que la educación ambiental sobre la cual se viene hablando desde hace más veinte años, está fallando en el Huila y posiblemente en todo Colombia. No se trata solo de pequeñas lecciones, si no del enfrentamiento racional de grandes conflictos con la naturaleza, como el de este Parque, que la sociedad de consumo está pretendiendo acabar en su búsqueda del satánico lucro, así destruyamos la vida humana. Es el suicidio.