El domingo anterior escribí en esta misma columna “El debate presidencial será candela” y lo decía con el argumento de que, en las consultas paralelas a la campaña congresional, ya se avizoraba que con la polarización acentuada que hay en el país entre los extremos, derecha e izquierda, se va a repetir la historia de hace 4 años convirtiéndose en una guerra sin cuartel, este debate presidencial.
Lo anterior hace que no haya condiciones para la opción de centro, que además llega marchita por sus disputas intestinas y ahora cualquier chance absorbido por esta crítica situación. Con toda la consideración que tengo por Sergio Fajardo, debería ser el ‘cuarto de hora’ de lo que él representa para desterrar la polarización que afecta a la sociedad, lo cual sería sano y aconsejable acogerlo, tiene todas las condiciones reconocidas hace 4 años con una campaña admirable, y porque sería refrescante para el país la despolarización, pero me temo que la suerte está echada, y todos vamos tomando partido, unos porque creen que cualquiera de las dos alternativas extremas, es válida y es la solución para enfrentar la crisis y este país ingobernable; pero el volumen grande de Colombianos se va alinear al uno o al otro lado por antipatía, por odio, por ese clima contaminado que hay de la política y van a estar con Fico por miedo a Petro, o con Petro para pasarle una cuenta de cobro a Uribe o al establecimiento.
Desafortunadamente esta campaña no va a ser nada edificante ni propositiva, mayoritariamente se va a votar en contra de alguien, no a favor de una propuesta. Lo que va a conllevar a que desaparezcan de cualquier opción presidencial a su mínima expresión de favorabilidad a la opción de centro, y en esa radicalización profunda entre los candidatos de izquierda y de derecha, nos lleve a que todo se resuelva en la primera vuelta y definitivamente la segunda vuelta es ya, el mismo 29 de mayo. Se podría estimar que quien gane lo haría con un 51% y el que pierda alrededor del 44% y entre todo el resto sumarían un 5%.
Que sea lo que Dios quiera, pues para un sector del país Petro ofrece temores, especialmente en el campo de la política económica. Para otro basto sector Fico ofrece más de lo mismo. Dirían algunos católicos, que ese resultado nos coja ‘confesados’.
Diría yo, pongámosle ánimo y evaluemos este debate, revisemos y aspiremos que alrededor de esta ardiente campaña, donde va haber de todo, sin respeto por las reglas, podamos apreciar las propuestas del uno y las contrapropuestas del otro, y eso nos de luces finalmente para escoger el presidente que le convenga a la Colombia de hoy.