“Neiva no es y nunca ha sido un destino turístico, en Neiva nunca se ha trabajado en turismo, no porque yo esté ahora en la administración, es lo que hay, es la realidad…Neiva no tiene atractivos turísticos, como sí lo tiene San Agustín, como lo tiene Villavieja porque tiene el Desierto de la Tatacoa, nosotros en el municipio de Neiva lamentablemente en la zona urbana no contamos con esos atractivos…”. Estas palabras de la secretaria de Competitividad de la Alcaldía de Neiva, Mayerli Pérez, hechas recientemente en el marco de un debate de control político por parte del Concejo Municipal, deben generar una profunda reflexión en los neivanos.
Lo que dice la funcionaria es la verdad. Como nunca antes, una representante de la administración municipal le dice en la cara a los neivanos una realidad de la que muchos hablan, pero pocos se atreven a tomar acciones.
Así duela, pero es la verdad: Neiva no ha sido nunca destino turístico. La ciudad no cuenta con infraestructura ni productos turísticos tangibles. Salvo algunas experiencias que ofrecen empresarios y varios sitios tradicionales por visitar, Neiva no ofrece nada más. Si no es temporada sampedrina, un turista en esta ciudad literalmente se ‘muere’ de tedio.
Lamentablemente, este panorama es el reflejo del desinterés —o falta de visión— de los mandatarios y nuestra dirigencia por hacer de Neiva un destino turístico de interés para visitantes nacionales y extranjeros. Y no es algo de los últimos años. Aquí está el reflejo de la proyección de ciudad que se ha hecho en las últimas décadas, si es que alguien realmente se ha interesado por proyectarla.
El gran problema ha radicado en que algunos gobernantes han creído que proyectar turísticamente a la ciudad es invertir unos miles de millones de pesos en una mole de cemento que luego termina abandonada.
Ojalá, esta ‘bofetada’ en la cara a los neivanos sirva para algo.