La Nación
Los testimonios de la masacre laboral por cuenta del covid-19 1 8 mayo, 2024
NEIVA

Los testimonios de la masacre laboral por cuenta del covid-19

Neiva ostenta el penoso primer lugar a nivel nacional con la tasa poblacional más alta en desocupados, la mayoría de los generadores de empleo se vieron obligados a tomar difíciles decisiones pues las entradas económicas están en ceros. 

 huila@lanacion.com.co

El reconocido bar Penélope ya no abrirá más sus puertas. Este fue el sueño de Harley Zuleta hace más de cinco años en Neiva, llegó a ser tan popular que incluso determinaron dejar de invertir grandes montos de dinero en publicidad, pues el voz a voz se había encargado de  posicionarlos en la sociedad opita.

El lugar estaba ubicado sobre la Avenida La Toma y era frecuentado por cientos de clientes los fines de semana. Empleaba a DJs, universitarios y también celadores. Los fines de semana habían de fijo cinco trabajadores.

Al ver el enorme potencial, Zuleta decidió endeudarse para invertirle al local, hacerlo aún más atractivo y según sus cuentas, no le tomaría muchos años quedar a paz y salvo con sus finanzas. Así mismo, como los bares en Neiva eran tan rentables también había abierto un nuevo local, el bar La Chula, que empleaba a igual número de ciudadanos.

Con lo que no contaba era que una vez invertidos los $15.000.000 del crédito, tendría que cerrar; pero además, debía prescindir de todos sus colaboradores. “Estábamos pensando en una remodelación, habíamos comprado más sofás y luces, y otras cosas, ahora no estamos haciendo nada; y es que no hay nada en Neiva que uno pueda hacer, ningún negocio está siendo rentable”, dijo.

Al no estar percibiendo ingresos, las 10 personas que trabajaban los fines de semana quedaron cesantes. Se trata de universitarios que pagaban desde las fotocopias hasta parte del arriendo con lo que lograran devengar. Los DJs llevaban el sustento a casa para sus familias, “el señor del parqueadero y el que vendía chicles también se beneficiaban indirectamente del bar, los que vendían comidas rápidas, fueron otros de los que perdieron mucho por la pandemia”, anotó.

Cadena de cesantes

Un contador, un administrador, y otros colaboradores que laboraban en el City Bar Karaoke, ubicado sobre la avenida Circunvalar, también quedaron cesantes. La empresa hacía dos años había pasado a manos de Anderson Fabián Quimbaya,  quien acaba de graduarse de la universidad y su proyecto de vida era sacar adelante la iniciativa.

Quimbaya, logró un acuerdo con el dueño del local y ahora está en búsqueda de dinero prestado para lograr frentear la situación hasta donde se pueda. “No estoy al día con ningún recibo, el local antes era de mi hermano, yo se lo compré y aún lo estoy pagando, eso es lo que me preocupa, tengo un crédito por el que debo responder”, dijo.

Sin embargo, otras personas como la señora Sonia Pino Perdomo, no lograron un acuerdo con los dueños de los locales donde tenían sus negocios. El arriendo mensual le costaba $1.537.000, esta era su única fuente de ingresos y, como ella, también los tres ciudadanos que empleaba están con cero entradas económicas.

Coco-Bongo  nació hace cinco años y estaba ubicado sobre la avenida Circunvalar, pero desde abril, del proyecto de vida de Sonia y su esposo, solo quedan las mesas, sonido y sofás que debió almacenar en casas de familiares, pues en su residencia no cuenta con espacios para este tipo de muebles.

“Donde una hermana, donde una prima y una cuñada porque no tengo dónde guardarlas. Entregué la nevera de Babaria, ellos me dijeron que podía hacer pedidos y que vendiera en mi casa, pero vivo en un quinto piso, no puedo”.

La familia de Sonia dependía totalmente del negocio, “me siento tan desesperada y triste, uno invertía y subsanaba gastos en la medida en que ganaba”, pero hace tres meses no tiene ingresos,  lamentó. También acababa de realizar un crédito pensando en estar preparada para la alta temporada, agregó.

En esta grave crisis económica ha sido su familia quien le ha colaborado, contó que no ha recibido ningún apoyo desde el Gobierno Nacional y por parte de la Alcaldía de Neiva logró que le llegara un mercado.

“Uno ahí no sabe qué hacer, la situación es muy difícil, yo pienso y pienso y no…”.

Ese mismo panorama se pinta para todos los establecimientos de bares, restaurantes y empresas que dejaron de operar debido al confinamiento, y que son esenciales como fuente de empleo.

Las cifras hablan

Los casos son el reflejo de la incertidumbre económica por la que atraviesan los neivanos.  Según el reporte de población ocupada para el mes de abril entregada por el Dane, esta fue la ciudad con mayor tasa de desempleados, donde la ocupación se redujo en 33.000 trabajadores, mientras que población de desocupados creció en 20.000 y los inactivos aumentaron en 16.000.

A esta reducción de la población ocupada, analizada por cada uno de los sectores, los que mayor aportaron fueron Comercio, actividades artísticas, construcción, cctividades profesionales y clojamiento y servicios de comida. Allí se concentra cerca del 58% de la ocupación de la capital del Huila, donde se destaca comercio con un 24%.

“En todas las zonas se han ido cerrando definitivamente restaurantes de línea ejecutivas y bares. En Cándido, Chicalá, Jardín, Las Granjas, Galindo, Prado Alto y algunos de El Quirinal; quedan algunos en el centro, El Altico. Nos queda solamente el 50%, pero de aquí a 15 días calculamos que ya cierra otro 30% más, estaríamos hablando de solamente un 20% que en su mayoría son empresas con franquicia, son dueños del predio o están esperando a una reactivación para mediados de julio”, informó Fabio Guzmán Tafur, presidente Asoent.

Precisó Tafur que urge una facilidad de créditos, lograr acceder como mínimo a préstamos por $5.000.000 y con ello tener liquidez que permita llegar a acuerdos con los proveedores y arrendadores.

“Que las inmobiliarias bajen arriendos de tanto lo que se ha causado como lo que viene, porque nada sacamos con arrancar, si nosotros, por el tema de bioseguridad, no vamos a poder utilizar el 100%, sino menos del 50% del establecimiento”, agregó.

Otra de las medidas solicitadas están relacionadas a asesorías y acompañamientos en bioseguridad para así garantizar la salud de los ciudadanos y no ser focos de contagio.

“Resulta que si no nos activamos nosotros con los bares y restaurantes, entonces las ventas de ropa, moda, accesorios y salas de belleza, que están esperando a que la gente salga a tener vida social no podrán aguantar más de uno o dos meses”, sentenció.

Empresas en quiebra

El 10%, unos 80.000 establecimientos de comercio formales en Colombia, cerraron sus puertas definitivamente ante la insostenible falta de ventas, liquidez y acceso al crédito, producto del extenso aislamiento obligatorio por Covid-19, informó la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco).

Según el gremio, la situación ante cada nuevo día de cierre produce que el 19% siga considerando cerrar el negocio o entrar en el proceso de ley de insolvencia.

Para Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, las cifras son dramáticas y cada día que pasa sin abrir el comercio se agudizan. “Sin embargo queremos destacar los ingentes esfuerzos de los comerciantes colombianos por mantenerse a flote y enfrentar la adversidad. Es necesario que ante esta situación el Gobierno Nacional, consensuadamente con los alcaldes, aceleren la reapertura inteligente de los sectores, incluidos en el decreto 749, entre ellos el comercio al por menor y los centros comerciales, especialmente de las ciudades que quedaron excluidas, como Bogotá, Cali, Cartagena y Barranquilla poseedoras  de un gran número de establecimientos comerciales”.

También propone que la reapertura de las ciudades se lleve a cabo de manera zonificada o por sectores y barrios, donde los casos de contagio no existan o hayan sido mínimos.