Fermín Beltrán Barragán
Si los abuelos y los dones hubieran podido patentar sus creaciones las estadísticas serían extraordinarias, basta hacer memoria y relacionar todos los inventos que, en la creación de los municipios, las veredas, los barrios y en general en el desarrollo económico y social de este país se han realizado, cuyos autores están en el olvido. Hoy no estaríamos en la polémica por el derecho a producir panela en relación a la patente que alguien hábilmente ha solicitado y que amenaza a todo un sector.
El mundo contemporáneo, tratando de organizar el resultado del ingenio humano, ha creado un sistema riguroso para proteger la propiedad industrial, con el fin de llevar una estadística y control, pero sobre todo de reconocer al inventor la propiedad de lo inventado. Sin duda es un avance, el peligro es si nosotros no avanzamos con igual agilidad para patentar lo nuestro, podemos perder la propiedad de muchos de nuestros desarrollos, como podría suceder con la panela.
En una mirada rápida a la estadística de la Organizacional Mundial de la Propiedad Intelectual OMPI, encontramos que el país que tiene el mayor número de patentes vigentes a 2018 es Estados Unidos con 3,063.494, seguido de China con 2,366,314 y Japón con 2,054,276. En esta estadística Colombia aparece en el puesto 52 con 7403 patentes vigentes, pero no todas son de colombianos, de hecho, afirma la Revista Dinero que el 80 % de las solicitudes de patentes que se realizan en Colombia son presentadas por extranjeros.
Este panorama debe ser de permanente análisis en el mundo productivo y académico y convertirse en la base de un plan estratégico. En lo que respecta al Huila, estamos en la oportunidad de unir la academia, el gobierno y el sector productivo para formular una estrategia orientada a incrementar el número de solicitudes de patentes y convertir a esta región en líder en la gestión del conocimiento.
Si lo urgente es la reactivación económica y social por la pandemia, lo importante es asegurar las condiciones para un futuro más competitivo, por ello es fundamental reconocer y generar las condiciones para tener más inventores. María Gissela Duque Cleves y Jorge Andrés Perez, profesionales que trabajan en el SENA, han logrado patentar su invento, fueron muchas horas de esfuerzo y dedicación, pero lo lograron, ellos son un ejemplo de lo mucho que podemos alcanzar.
Si aprendemos de su disciplina y de la de otros muchos inventores de la Región, seguramente lograremos fortalecer la innovación y detener el ensanchamiento de la brecha que nos separa de quienes lideran la propiedad de los resultados del ingenio humano.