La Nación
COLUMNISTAS

Petróleo y agroindustria

La vertiginosa caída del precio del petróleo en el mundo trae, además de las dificultades fiscales para economías como la colombiana que dependen de los llamados commodities, un mensaje muy claroy es el de estimular la generación de valor agregado pues hace mucho rato está demostrado que especializarnos en ser productores de bienes primarios no es la solución en un mercado ampliado. Es el momento (muchos momentos hemos tenido, realmente) de orientar el modelo económico hacia la transformación de los bienes primarios para ser exportadores de productos agroindustriales y no depender más del carbón, petróleo, níquel y otros bienes cuyos precios dependen del comportamiento de las economías desarrolladas, especialmente la China en los últimos años.

En este nuevo escenario, el Huila tiene la obligación de aprovechar su condición de productor agropecuario para transformar, en su propio suelo, sus frutas, sus cafés especiales, su cacao y su producción pecuaria, cárnicos y lácteos. Un reciente análisis sobre el sector agroindustrial del departamento señala que el 57% de la producción agropecuaria se transforma con gran participación del arroz, la piscicultura y la caña panelera y baja transformación del café (apenas 1%), con un mercado especializado. Pero el campo de acción es mucho más amplio. Para ello, el cambio de política tiene que ser igualmente radical. Las inversiones públicas para el sector agropecuario no llegan hasta las actividades de transformación, es decir, de generación de valor agregado; se quedan en el sector primario y terminan en subsidios que no estimulan el salto hacia la transformación. Las nuevas inversiones debieran condicionarse a generar transformación.

Los altos precios del petróleo ya no volverán, por lo menos a los niveles de junio del 2014. Los estimativos apuntan a un promedio de US$60-65 por barril (hoy está por debajo de los 50 dólares, algo impensable). Sería la debacle esperar a que, como el viejo libro de “¿Quién se ha llevado mi queso?” vuelvan los altos precios a resolver la escasez. ¡No! La decisión debe tomarse ahora y generar una economía basada en los bienes transables soportados en la inversión, la tecnología y la innovación y no en las suertes ajenas como siempre nos ha pasado. La agroindustria, así lo señalan los diferentes TLC hoy vigentes entre Colombia y 16 países del mundo, es la carta fija a jugar.