La Nación
COLUMNISTAS

SÍ, SÍ, y solo SÍ

Es mi responsabilidad periodística y literaria dedicar esta reflexión a los Acuerdos de Paz conseguidos con las ex-Farc.

No creo que exista un solo colombiano que pueda estar contrariado por ello, y si lo hay es porque está desinformado o desubicado históricamente. Sin duda un cómplice de la “onerosa desinformación” que aún campea por ahí. Es que hasta el santo Papa está de acuerdo con los “Acuerdos”.

Colombia ha sido territorio (emisor-receptor) de un terrible y continuado conflicto civil-militar desde finales del siglo XIX. Una guerra interna que ha ocasionado millones de víctimas, la mayoría de veces olvidadas, desconocidas o desaparecidas. Territorio exacerbado por la violenta lucha por la tierra y/o provocado por la desigual estructura de la propiedad del suelo rural y urbano, incluso.

Ahora bien, resulta fascinante hacer lectura del texto total de los Acuerdos, divulgados ampliamente por los medios escritos y en redes sociales.

Son más de 200 cuartillas ensambladas en el mejor estilo jurídico-lingüístico del que se disponga en el universo de los Pactos de Paz; texto que continuará flotando en el espacio sideral y en el de las nubes informáticas.

Son más las certezas conseguidas que las dudas, mire usted: Punto sobre Reforma rural integral; Punto sobre participación en política; Punto final y definitivo del conflicto; Punto sobre la solución al problema de drogas ilícitas; Punto sobre reparación a las víctimas del conflicto; entre otros aspectos no menos relevantes.

Siendo así y sólo así, siento como lógica esta frase sacada de internet: “La historia es un discurso desorganizado que se lee sin querer en medio de los conflictos sociales…”
Epígrafe: Señor Presidente y grupo de negociadores, gracias por su compromiso, decisión y obstinación con la Paz de los colombianos.