La Nación
Una rendija que esperance 1 29 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

Una rendija que esperance

Luis Alfredo Ortiz Tovar

El dolor que produce un acto injusto, siempre da lugar a la reacción, en ocasiones agresiva, en otras impetuosa y devastadora. No podría ser otra la que se gestó a propósito del acto cruento, y contrario a las normas del Derecho Internacional Humanitario, como que no se trató de un objetivo militar, al considerarse que para que lo sea debe generarse una ventaja producto de la confrontación entre actores, y ello no fue así precisamente porque se trata de una escuela de formación que básicamente es académica. Hasta aquí claro; también respetable pero no compartible, al menos para quienes seguimos pensando que la guerra y lo devastadora de ella, no es la manera de resolver los conflictos, y menos los armados, tal como el gobierno lo sostuvo en su momento, y aún se mantiene. Cosa diferente es que los protocolos suscritos entre las partes para ser utilizados en el evento de romper las negociaciones, se desconozcan de tajo. Este es otro cantar. Y lo es precisamente porque en primer lugar, el Estado Colombiano tradicionalmente ha sido respetuoso de los acuerdos, y/ instrumentos que suscribe ante la comunidad internacional. Recuérdese que aquí hay protagonistas-Estados-que prestaron su nombre para ser garantes de una negociación no sencilla, y que en tal condición tienen también una responsabilidad no solo ante los actores que depositaron su confianza, sino ante la misma comunidad internacional. Lo otro tiene que ver con un tema producto de la costumbre internacional, y que se guía por la cláusula PACTA SUNT SERVANDA, vale decir, que los pactos son para cumplirlos, no para violaros.

La rendija que esperance el volver a tener un encuentro formal con la insurgencia del ELN, está signado por el viraje que tenga el gobierno de dimensionar el compromiso asumido por el Estado, en este caso representado por el gobierno de turno que entendió que es mas sabio una paz imperfecta, que una guerra perfecta, y que sea el gobernante que venga, tiene que poseer en su haber la búsqueda de la paz. Ahora mismo solo se ha formado un nudo gordiano difícil de resolver, dadas las posturas de los protagonistas. El ELN, que con todo y sus maldadosos actos, sostiene la posibilidad de retomar el diálogo con el actual gobierno, este que no encuentra salida frente a la postura radical de desconocer los protocolos, y el Estado Garante-Cuba, y Noruega, que reclaman el derecho a que aquellos sean respetados, independientemente del error, y el horror que ocasionó este escenario que hoy se recordamos. Si queremos al menos que esta guerrilla cruda y sin cuartel deje de existir, se requiere recoger y volver a barajar, y que abriéndose una nueva rendija por donde se cole la sensatez, podamos encontrar el camino que posibilite un acuerdo final, como ocurrió con las FARC, luego de muchos intentos.