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Venezuela: ¿inmanejable?

Al ver por los medios de comunicación las consecuencias de las últimas decisiones del Presidente Maduro, solo queda una profunda sensación de desasosiego. Y este sentimiento no se genera solamente por lo que le está sucediendo a nuestros compatriotas que están siendo expulsados de ese país y a aquellos que infructuosamente esperan que se abran las fronteras con Colombia, sino también por lo que les ocurre a los venezolanos. También produce desconcierto que frente a la agresividad de los funcionarios venezolanos que claramente nos amenazan, el gobierno colombiano está utilizando el bajo perfil y la diplomacia en su expresión más tolerante, para responder.

Está diferencia de tono le ha funcionado a la Canciller de Colombia y al Presidente Santos en otras ocasiones, frente a actitudes agresivas de nuestro vecino, como en el caso de la línea de frontera de los dos países en la Guajira. La pregunta es que ahora que hay tanta gente de por medio, tantos colombianos sufriendo situaciones críticas, como separación de sus familias, como la salida a la fuerza hasta de menores de edad, como enfermos que necesitan atención inmediata en uno u otro país, esa diplomacia colombiana va a funcionar? Sinceramente parecería que no, por lo menos hasta ahora. Mientras tanto la angustia de quienes requieren con urgencia entrar o salir de Colombia o de Venezuela por los puntos que hoy este último país ha cerrado, nos tiene a muchos conmovidos. Hay mucha desesperación en los rostros de la gente que espera en vano que los dejen pasar.

Creo que nadie se hubiese podido imaginar que la situación de nuestro vecino país podría llegar a los niveles de agresividad que muestra actualmente y, menos aún, al nivel de los ataques permanentes a nuestra población y su impacto en ciudades como Cúcuta. No se tiene mucha información sobre otros municipios donde se ha cerrado la frontera, pero sin duda, pueden estarse presentando situaciones lamentables, parecidas a las que hasta ahora registra la televisión en lugares como la capital de Norte de Santander.

Ojalá la paciencia y el tono bajo del gobierno colombiano logre al final una rápida solución a este drama que se vive actualmente pero la verdad es que se dan muchas más señales de preocupación de una escalada en esta situación entre los dos países. Esta sería la habilidad que debería mostrar nuestra Cancillería, poder dar luces sobre la posible respuesta a esta profunda inquietud. A propósito, donde está nuestra Embajada en Caracas porque no ha aparecido públicamente y podría dar señales a nuestro gobierno o mejor aún, servir de puente entre las dos naciones. El Ministro de Interior está en su ciudad, Cúcuta, y ojalá su gestión produzca rápido, resultados que frenen estas situaciones dolorosas de colombianos y venezolanos.

Sin embargo, al escuchar los pronunciamientos de autoridades venezolanas, estos suenas muy amenazantes lo que traería situaciones muy complejas para Colombia. Por lo menos en la mente de muchos, ronda una idea que ojalá podamos desechar rápidamente: ¿será que la situación con Venezuela, concretamente con su gobierno y específicamente con el Presidente Maduro, se está volviendo inmanejable para nuestro gobierno y por ende para nuestro país?
 
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