La Nación
COLUMNISTAS

Víctimas de la Justicia

Lo ocurrido en la Corte Constitucional en el que se destapó la verdadera olla putrefacta hasta donde se ha llegado en el sistema judicial; debe servir para comenzar a cuantificar las otras verdaderas víctimas de quienes han perdido fallos judiciales (teniendo el derecho) por este cáncer o fenómeno maligno, como es la corrupción.  Así como nos estamos acostumbrando en el país con la Unidad de Víctimas a reclamar por todas las desgracias que nos han ocurrido, vamos a tener que abrir un capítulo para los que se les ha negado (injustamente) el derecho en instancias judiciales por estos hechos corruptos.

Eso no era un secreto que los interesados en un fallo, hagan lobby ante magistrados, jueces, fiscales o todo aquel que esté investido, así sea temporalmente,  de administrador de justicia como en el caso de los mecanismos alternos de solución de conflictos. Eso es pan de cada día en este país. Ello me recuerda, las conductas que se despliegan ante los congresistas o gobernantes de quienes tienen intereses en el trámite de un proyecto de ley o de recursos en un tema en particular. Recuerdo el caso del Ex rector de la universidad Surcolombiana, Luis Alberto Cerquera, cuando demandaron su elección. El caso llegó al Consejo de Estado y allí ya tuvo los primeros interesados haciendo desfile para que lo sacaran del camino. Pero pudo el sueño estúpido de algunos que todavía pensamos en la correcta aplicación de justicia en este país, para lograr mediante Tutela, que el expediente llegara hasta la Corte Constitucional y que fuera posteriormente allí seleccionada, con el anhelo (también estúpido) de que con su revisión se sentaría, dizque jurisprudencia. Sin embargo, en el tránsito de este proceso (por la anterior honorable Corte), se pudo evidenciar que hasta el gobernador y un parlamentario de nuestro departamento, mediaron para que ese fallo no fuera a favor de Cerquera Escobar. Todos los juristas que intervinieron en el caso y los que conocieron el mismo, con los ojos vendados, expresaban que la acción, a la luz del derecho, no podía negarse. Pero, ¿Cuál sorpresa? Que empezando hasta por los términos legales se violaron (pasó mucho tiempo en espera de fallo), hubo proyecto de fallo favorable; pero de la noche a la mañana, apareció un escueto comunicado de haber sido negado los derechos del peticionario. Cuanta tristeza e impotencia se siente ante una Corte en la que se tenía la convicción de fallar en derecho y no lo hizo. Toda esperanza en un sistema judicial se pierde. Ojalá, actuemos contra la corrupción como está ocurriendo con los brasileños.