La Nación
Adviento, tiempo de verdadera esperanza 1 28 abril, 2024
ACTUALIDAD

Adviento, tiempo de verdadera esperanza

Padre Elcías Trujillo Núñez

«En aquel tiempo. Jesús dijo a sus discípulos: “Así como sucedió en tiempos de Noé, así también sucederá cuando venga el Hijo de hombre. Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se cansaba, hasta el día en que Noé entró en el arca. Y cuando menos lo esperaban, sobrevino el diluvio y se llevó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. Entonces, de dos hombres que están en el campo, uno será llevado y el otro será dejado; de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será tomada y la otra dejada. Velad, pues, y estad preparados, porque no sabéis qué día va a venir vuestro Señor. Tened por cierto que si un padre de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. También vosotros estad preparados, porque a la hora que menos lo penséis vendrá el Hijo del Hombre”.» (Mateo 24, 37-44) 

 

Estas semanas son un tiempo de espera y de esperanza, un tiempo de conversión, un tiempo de oración y de acercamiento al Señor y a su Iglesia. Desgraciadamente, muchos cristianos, este tiempo este tiempo es usado como una carrera para comprar regalos y preparar la cena familiar, olvidándonos del significado religioso y solidario de estas entrañables fechas. Y no es que comprar regalos o cenar en familia sea algo malo, al contrario, si son signo de cariño y detalles de amor son algo maravilloso y recomendable. El problema es cuando reducimos la Navidad a un tiempo de mero consumo y nos olvidamos de lo esencial: que Jesús se hizo hombre y que en su humanidad nos manifestó el rostro amoroso y misericordioso de Dios, un Dios que vino a indicarnos el camino que conduce a la felicidad, el camino solidario del amor. Sin esto, el Adviento y la Navidad pasan a ser unas meras fiestas humanas, donde sobre todo abunda la dimensión materialista y consumista, que nos reduce a meros objetos comerciales, y nos hacen olvidar la otra realidad, la de quienes viven en la pobreza, la de quienes son marginados de este banquete ostentoso y escandaloso tanto del paraíso capitalista o comunista.

 

La palabra de Dios de este domingo nos alerta ante esta venida del Señor, una venida que será silenciosa, humilde, y que se verificará en nuestro trato a los más necesitados. Para eso hay que estar atentos, hay que cultivar la dimensión más interior de nuestra persona, hay que mirar hacia adentro y descubrir en nosotros lo que se aleja de este proyecto humanizador y solidario de nuestro Dios. Dejémonos iluminar estas semanas por la Palabra de Dios, abramos nuestro corazón a su mensaje, cambiemos actitudes egoístas por comportamientos que nos lleven a controlar los gastos innecesarios y así podamos ser solidarios con los que menos tienen. No nos vaya a ocurrir como a las personas que aun teniendo mucha práctica religiosa no saben ver al Señor en los pobres, o nos sorprenda el ladrón al llegar la noche por no estar preparados, como nos dice el Evangelio de hoy.  Nota: que bueno que tenga un signo este tiempo: la corona del adviento, para recordar la verdadera esperanza del cristiano.