La sentencia de primera instancia fue emitida luego que aceptara el cargo de homicidio en persona protegida en calidad de cómplice endilgado por la Fiscalía 77 Especializada de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario.
Celis murió al ser impactado por proyectiles de ametralladora M-60, cuando caminaba por una finca en la vereda Santuario en Algeciras.
Los disparos fueron hechos por efectivos de la cuarta escuadra de la compañía ‘Catapulta’ del Batallón ‘Cacique Pigoanza’ adscrito a la Novena Brigada del Ejército, al mando del capitán Luis Carlos Aguilera Quintero.
Según las pruebas militares, la escuadra de soldados al mando del capitán Aguilera se encontraba adelantando una operación ofensiva en la vereda Santuario.
El cabo Jamis Arlex Hernández observó a un hombre que vestía camiseta naranja, que en forma sospechosa y apresurada ingresa a una casa y habla con el dueño (Celis) como si le informara de la presencia de personas desconocidas, “esta persona (Celis) sube como buscando huellas y regresa a la casa, luego sale y se dirige dónde estaban unos soldados y les dice “que hubo compañero”, que uno de ellos le respondió que eran del Ejército y éste le dispara, por tanto, los uniformados reaccionan y le dan de baja a quien le encontraron un revólver y una granada, en tanto que el señor de la camiseta naranja huyó del lugar”.
La familia del labriego Celis indicó a las autoridades judiciales, que el hombre fue muerto cuando se dirigía a la parte alta de la finca a sacar unas yucas para el almuerzo.
A pesar de que el campesino había estado detenido por rebelión no pertenecía a la guerrilla de las Farc. “Fue capturado el 28 de marzo de 2004 con otras personas en la operación ‘Aurora’ bajo la sindicación de ser miliciano de la columna móvil ‘Teófilo Forero Castro’, pero el 23 de septiembre se decretó la preclusión de la investigación y fue dejado en libertad por falta de pruebas”, señala la sentencia.
Urriago Rodríguez, manifestó que él se encontraba en la parte alta de la finca cuando oyó los disparos hechos por el de la M-60.
Reveló que cuando llegó al sitio vio que le estaban poniendo al cadáver un revólver y una granada.
Urriago aseguró que firmó unos documentos en blanco, reconoció su firma en el acta 0964, pero manifestó que solo firmó la última hoja y negó que recibió un millón de pesos.