La Nación
COLUMNISTAS

Crece el maltrato

No solo continúa “in crescendo” el maltrato doméstico y social a mujeres, niños, animales y ancianos, de por si inaceptable, sino que preocupa igualmente el maltrato injustificado que se le da a los aparatos, equipos y otros artefactos electro-mecánicos en el mundo.

Personas que al parecer reaccionan irracionalmente o descargan su violencia, sublimando su angustia, llevan al extremo el uso de estos utensilios laborales.
Actos desobligantes de usuarios enardecidos se conocieron por internet:

El ascensorista que enloqueció dentro del ascensor y frenéticamente subía y bajaba 20 pisos, “al garete”, gritando su frustración al no conseguir un cupo de astronauta en la NASA. Se sospecha que el susodicho emulaba el despegue de una nave espacial.

Un francotirador profesional que parapetado en un rascacielos lanzó al vacío su rifle volviéndolo añicos contra el pavimento después de asesinar varios transeúntes inocentes. Se le notó bastante desairado ante las cámaras de televisión.

El “desadaptado” que entró en cólera cuando su celular dejó de funcionar y lo sometió a intensas torturas, exigiéndole que “hablara”, mientras lo consumía en un balde con agua. El artefacto terminó completamente alterado.

Equipos de audio, radiolas, vitrolas, y otros, son forzados a jornadas extremas: 24 horas al día “a todo volumen” atentando contra su integralidad y fidelidad, a veces al aire libre, exponiéndolos a las inclemencias del clima. No hay garantía que valga.

También ocurrió en un céntrico paraje de New York, la protesta de fanáticos musulmanes que vociferaban en defensa de los semáforos que día y noche prestan sus servicios a los ciudadanos sin objetar “palabra de luz” (lo consideraban ofensa a su religión).

Advertencia: Si alguien no se pone la camiseta, tutelando los derechos de los artefactos, terminaremos totalmente aislados y a oscuras. Mire usted.