Jorge Guebely
A pesar de su grandeza geográfica y humana, el Huila de hoy brilla nacionalmente por lo peor. Brilla por su exceso de conservadurismo pre-moderno que lo convierte en una de las regiones más tradicionales del país y lo enaniza. Se transmite de generación en generación, de año en año, de siglo en siglo, con escasos obstáculos que lo impidan. En el Huila, hasta los liberales brillan por su rancio conservadurismo.
Brilla también por la discreta voz de sus líderes políticos en el contexto nacional. El Huila no se ha rebajado a poseer clanes estilo Char en el Atlántico o Gnecco en el Cesar, ni caudillos como Uribe o Petro, pero brilla con sus caciques pre-modernos. Nuevos-viejos jefes con cultura de hacendados, barones de la cosa pública, los pedros páramos de la región. Mentalidad tradicional que contamina las instituciones del Estado, las envenenan y las disecan. Líderes políticos puesteros y eso todavía no es política moderna ni democracia moderna.
Conservadurismo huilense que se desliza como un río invisible a través de los recovecos mentales de las nuevas generaciones que ya nacen viejas. Y brillan nacionalmente como Jaime Felipe Lozada por su nepotismo y clientelismo, las mismas mañas del padre, idénticas a las del expresidente Turbay Ayala. Como el joven Rodrigo Lara que brilla cómodamente en Cambio Radical, el más conservador de los liberalismos. Como el joven Álvaro Hernán Prada que brilla por su brutal sumisión al doctor Uribe quien lo utiliza como caballo domesticado para uso y abuso en su laberíntico ajedrez. Brilla el Huila a través de la vergonzosa figura de Ernesto Macías, torpe político para cometer torpezas políticas. Jóvenes ideólogos sin ideas propias.
Brillan líderes económicos que ondean la cicatería del lucro y la indolencia social. Brilla el empresario Eduardo Patarroyo que, por su tacañería empresarial, se desplazó a los potreros de Aipe para contratar jugadores de talento y regresó con cuatro mulas disfrazadas de caballo. Brilla la empresa Atlético Huila por su pobreza deportiva. Equipo ruinoso, hoy en la B, que actuaba en un estadio arruinado gracias a la ruina moral de un poli-delincuente que fungía de alcalde. Brilla lo peor del Huila habiendo tanto para brillar.
No seremos el último bastión del conservadurismo pre-moderno mundial. Ni siquiera en lo nacional, otros lugares de la patria nos superan. Pero sí, uno de los últimos en superar este trauma cultural, esta enfermedad mental, este subdesarrollo emocional. Mientras tanto, nos salvan los bizcochos de achiras, el folclor popular y el aroma del mejor café nacional