Para quienes hemos estado en París, por corto o por largo tiempo, no ha podido ser menos que impactante la fotografía aérea de esta ciudad que llegó por internet y publicó luego El Espectador en la que la polusión causada por el humo, nos muestra una ciudad a punto de colapsar por la contaminación de su atmósfera. Hace pocos días leí en Le Parisien, periódico de la ciudad, que no eran las fábricas de la periferia las causantes del aire contaminado que cubría a París, ni el humo de los cigarrillos de los fumadores, sino los gases de los exostos de los miles de vehículos que la circulan. Y que tal como ahora están las cosas, no fumar en París es como si se fumara diariamente decenas de cigarrillos. O sea que ahora en la capital francesa, no fumar es tan grave como hacerlo. Lo gases de los exostos están envenenando a la gente. Me duele que esto ocurra en mi preferida ciudad del mundo.
París es el espejo de lo que está ya sucediendo en todas las ciudades del planeta en mayor o menor proporción. Los gases que expiden los exostos de los vehículos están intoxicando a sus habitantes en mayor o menor grado. Precisamente otra fotografía tomada desde el espacio, también publicada hace poco por la prensa, nos lo mostraba el planeta cubierto en buena parte por gases como resultado de la contaminación de la atmósfera proveniente de las fábricas, los vehículos, los aviones, la deforestación y la quema de los bosques y las basuras, etc. dejando ver que la especie humana cada día está más expuesta a la deformación física de las personas y luego de la extinción de la especie por la contaminación del medio ambiente.
Mientras París y el resto del mundo padecen las consecuencias de la irresponsabilidad de la sociedad de consumo, el pasado miércoles El Espectador informaba que, según un estudio de la U. Nacional, el 70% de los cangrejos analizados en la bahía de Cispatá en la Costa Caribe, a donde llega el agua del río Sinú, nacen con alta malformación como consecuencia del mercurio que se utiliza en la minería ilegal, muchos de los cuales son parte de la cocina de las familias. La realidad es que por donde se levante la mirada, la contaminación del medio ambiente es el denominador común de las actividades humanas. París y lo de los cangrejos son un espejo de lo que nos viene en poco tiempo sino cambiamos nuestros hábitos.