La Nación
El final de la Cuaresma y el fin de la hipocresía 1 28 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

El final de la Cuaresma y el fin de la hipocresía

En Neiva había un pintor callejero que hace muchos años no volví a ver. Era bien “delicadito” de genio. Un día de Miércoles de Ceniza, que inicia la Cuaresma, nos cruzamos por la carrera quinta y, precisa cuando nos cruzamos, el hombre se detuvo, miró hacia el cielo y dijo: “Hoy es el día en que la hipocresía se pinta la frente”. Me paré, y lo vi alejarse… Había quedado como en “puntos suspensivos” porque esa frase me impresionó, me pareció poderosa, honesta, sincera, profunda.

Esa frase, por la forma en que me sacudió, pensé que podría estar al mismo nivel de la de “conócete a ti mismo”; de la de “ser o no ser”; de la de “pienso luego existo”; de la de “prohibido prohibir”. Miré a todos los que pasaban con la cruz pintada en la frente y me pareció que llevaban su cruz de mentiras a cuestas. Y creo que de eso se trata, que el fin de la Cuaresma, que acaba con la Semana Santa, sea realmente un momento de conversión, el fin de la hipocresía. Porque, la verdad, si se trata de ser sinceros, hay muchos que “se visten de santos” para esta época, pero siguen es “haciéndole morcillas al diablo” ¿O no? ¿Por qué tanta falsedad? ¿Por qué tanta apariencia? Para esta época de tanto “santo” cabe como anillo al dedo lo de “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Porque van a la iglesia a darse golpes de pecho, a arrodillarse, a acostarse, a cantar alabanzas, a ser cargueros, pero se pasan por la faja los mandamientos. ¡No matarás! Pero son capaces de matar hasta al papa o a la mamá por una herencia; matan por no pagar una deuda; matan por vengar una infidelidad; matan por no ser descubiertos en algún chanchullo.  ¡No robarás! Pero siguen robándose hasta un hueco.

No hay sector del Estado que no esté siendo robado por las mafias que están enquistadas, como larvas, para robar una vez, otra vez y otra vez. Y van a la iglesia a que les perdonen “sus pecados”. Aplican el dicho de “el que peca y reza empata”. Dizque quieren la paz, pero por donde van andan sembrado el odio, el rencor, la sed de venganza.

Hasta curas pantalleros, huérfanos de fama, andan predicando por una guerra civil. ¡Ay dios! Si algún día me encuentro a aquel pintor, le diré que sí, que la mejor forma de expresar la devoción por la hipocresía es llevar una cruz pintada en la frente sin ninguna conversión.