La Nación
La Ministra muda 1 26 abril, 2024
COLUMNISTAS OPINIÓN

La Ministra muda

Luis Fernando Pacheco G.

Históricamente, la Política Exterior de Colombia se ha desarrollado con un atraso notable respecto, por ejemplo, la de otros países de la región como Brasil, Argentina o Chile. Su dependencia de la agenda norteamericana (el eterno Respice Polum –mirar al norte- obra del Ex Presidente Marco Fidel Suárez), la utilización de los cargos consulares y diplomáticos en función de acuerdos políticos internos, y el aislamiento regional que López Michelsen bautizó como “somos el Tíbet de Latinoamérica” se convirtieron en factores determinantes para una labor diplomática de poco realce.

Esa tendencia, que reconocidos autores como la profesora Sandra Borda llaman un parroquialismo en la política exterior del país, parece haber tocado fondo desde la llegada de Duque a la Casa de Nariño y parece haberse acentuado con la designación de su segunda Canciller, la ex congresista Claudia Blume.

La política exterior de Duque tuvo serios inconvenientes frente a la estructura y la coherencia de la propuesta: implicaba un doble discurso que generaba desde el seno del Congreso amplias críticas al Acuerdo de Paz con las FARC, mientras el gobierno sostenía en el exterior la defensa del proceso. Por otra parte, el famoso cerco diplomático al régimen de Nicolás Maduro falló desde su instalación, Duque puso todas las apuestas políticas en el éxito de una traición por parte de los militares que implicaría un apoyo a Juan Guaidó o de una intervención (ojalá nunca se dé) del gobierno de los Estados Unidos. Desde el principio estuvimos frente a un error estratégico: una apuesta de política exterior, dependiendo de elementos absolutamente ajenos.

Pero si la situación ya era grave, el cambio ministerial tras el paso de Holmes Trujillo a Defensa y la llegada de la Ex Senadora al Palacio de San Carlos empeoró. Blume se caracteriza por un extraño silencio que no se ha roto, ni con una epidemia a nivel global; ni con las denuncias por funcionarios diplomáticos cuyo segundo idioma está acreditado ante una notaría, e incluso se mantiene frente a fenómenos políticos como la elección (o re-elección) del Secretario General de la OEA.

Durante el periodo de gobierno de Pastrana se contó con Guillermo Fernández de Soto en la Cancillería, Carolina Barco fue una estupenda canciller de Uribe en el primer cuatrienio. ¿De verdad no tiene nadie más a quien poner el partido de gobierno? ¿Alguien mínimamente presentable?

@luisferpacheco