José Manuel Acevedo M.
No sé qué resulta peor: que las Farc hayan presentado un balance de sus bienes económicos que más parece un chiste de mal gusto o que varias personas del gobierno y de la llamada ‘sociedad civil’ justifiquen a los líderes guerrilleros y la emprendan contra el fiscal Martínez por haber hecho valiosas y necesarias observaciones al dichoso informe.
Y es que de no haber sido por el fiscal, el país se hubiera quedado sin saber qué contenía el documento que en vez de ser custodiado por el Banco de la República debería ir derechito al museo de la infamia; ese mismo que las Farc han nutrido por tantos años.
Incluir exprimidores de limones o ‘platicos’ y entregar como reparación a las víctimas kilómetros de carreteras que en su momento le sirvieron a las Farc para transportar su coca pero que ahora no tienen ningún valor comercial, no es sino una pésima burla. Pero lo que más sorprende es el cinismo con que los jefes guerrilleros y su portavoz Enrique Santiago niegan haber tenido o tener actualmente bienes o dinero escondidos en el exterior.
¿Perdieron convenientemente la memoria y no recuerdan ahora que tan solo en diciembre del año pasado se logró la incautación de activos de las Farc consistentes en 1,428 millones de pesos en efectivo encontrados en una vivienda en San José de Costa Rica?
¿Qué tendrá para decir inteligencia militar cuyos miembros andan muy calladitos a pesar de que sus máximos generales habían detectado movimientos en Nicaragua y Venezuela avaluados en miles de millones de pesos?
Según El Tiempo, además, “la Fiscalía tiene información sobre activos de la exguerrilla en los estados de Barinas y (…) empresas en Panamá, Ecuador y Costa Rica”. ¿Todo aquello se les olvidó mencionar en su ‘exhaustivo’ listado de bienes?
No creo, como digo, que sea hora de compadecer a estas pobres viejecitas. Necesitamos subirles la vara, hacerles exigencias a una sola voz y decirles que si quieren reincorporarse a la vida civil y hacer política tendrán que ser serios alguna vez en sus vidas.
Entretanto, le corresponderá al señor fiscal seguirle contando al país lo que sabe y adelantar sin tregua las tareas de extinción de dominio que ha venido emprendiendo en los últimos meses, siendo una de las más importantes aquella que desplegó en San Vicente del Caguán hace unas semanas. ¡Adelante fiscal!